Las especies de insectos del planeta están desapareciendo a ritmo acelerado. El fenómeno podría dejarnos sin cultivos en un siglo
TODO lo que huele a final suele traer su poco de molestia, ya lo sabemos. El final de una temporada de Juego de tronos, el fondo de un pomo de Nutella, el Apocalipsis con sus escenas armagedónicas, el «tenemos que conversar» de tu primer novio del pre… pero hay finales cuyas consecuencias afectan nuestra vida más de lo que podríamos suponer.
Esta semana, un artículo publicado por la revista Science ha venido como uno de esos «tenemos que conversar, humanidad». Anuncia nada menos que la muerte del 40 por ciento de las especies de insectos que hoy conocemos, con la funesta cadena de pérdidas que eso podría acarrear para el planeta.
Intentemos esta vez enterarnos más críticamente de las noticias que publica Science, y los terceros replican con agoreras voces de catastrofismo.
Puede que mi abuela se alegre si le cuento esto, pensando en ahorrarse los repelentes para la eterna plaguita de su casa, pero no es cosa de juegos en realidad.
El estudio «Worldwide decline of the entomofauna: A review of its drivers», que publica Science bajo la autoría del Francisco Sánchez-Bayo, reporta que la tendencia a la pérdida de la biodiversidad podría dejarnos sin numerosas de las especies de insectos hoy conocidas, y repasa elementos probatorios y posibles consecuencias.
Una revisión exhaustiva de 73 informes históricos sobre el declive de diversas especies fue llevado a cabo en la primera fase del estudio, para luego localizar los causantes de esas tendencias negativas y finalmente, chequear si esos factores están aún vigentes.
Las respuestas fueron todas poco felices: los problemas que causaban el impacto negativo a la biodiversidad reflejado en cada uno de esos casos están aún en pie y se agravan.
La siguiente faceta del estudio no podía ser otra: estimar las posibles consecuencias… y dar la voz de alerta.
La tasa de extinción de insectos actualmente, detalló el equipo de biólogos liderados por Sánchez-Bayo, es ocho veces mayor que la de mamíferos, aves y reptiles. Así, la masa total de insectos cae un 2,5 por ciento cada año y, si mantiene esa tendencia, podrían desaparecer de nuestro planeta totalmente en un siglo.
«En diez años tendremos un cuarto menos, en 50 años solo quedará la mitad y en cien años no tendremos ninguno», han aclarado, y añaden, según el diario Russia Today, que habría «consecuencias catastróficas, tanto para los ecosistemas del planeta como para la supervivencia de la humanidad».
En la búsqueda de culpables tenemos la pérdida de hábitats naturales a causa de la urbanización y la práctica excesiva de la agricultura. O sea, vamos corriendo cada vez más los límites de nuestra cerca límite con la casa de nuestros vecinos naturales, y el resultado es que las especies no puedan adaptarse al cambio todo lo rápido que necesitarían hacerlo. ¿Fin?, la extinción.
En segundo lugar tenemos la contaminación, principalmente por el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos.
Los neonicotinoides, son los insecticidas más populares y usados en la actualidad en todo el planeta y están directamente implicados. Al inicio de su uso se consideraba que eran inocuos, pero estudios posteriores demostraron su alta concentración en los campos y sus efectos de aturdimiento en las abejas.
En tercer lugar en la lista del mal están factores biológicos, entre los que se incluyen los patógenos y las especies introducidas; y, finalmente, el eterno villano del cambio climático deja sentir su carcajada maléfica.
Aunque este último, según señalaron los expertos, solo afecta a una minoría de especies en climas más fríos y en las zonas montañosas de áreas templadas, en las áreas tropicales sí hace mella significativa en el cambio de condiciones para la vida de los insectos.
Los autores de la investigación terminan por pedir el «urgente replanteamiento» de las prácticas agrícolas actuales, así como que «las tecnologías se apliquen tanto a las aguas limpias como contaminadas en entornos agrícolas y urbanos». Pero hay quien se puede preguntar por qué tanto alboroto, si ya no me tendré que espantar los mosquitos. La verdad es que mucho de la vida cambiaría si faltaran los insectos. Más de lo que podemos imaginar.
Si desaparecieran las 1,4 millones de especies de insectos documentadas o los seis o siete millones más que se calcula que aún no se han identificado, las cosas podrían cambiar diametralmente en la vida de todos. Sí, dije de todos. Principalmente en el cultivo de alimentos que depende más de lo que creemos de la polinización, con especies clave, como la abeja Apis mellifera, la más importante polinizadora del planeta, que se encarga de cerca del 70 por ciento de los cultivos del mundo.
Si bien la mayoría de los insectos cumplen funciones comunes, y básicamente esos no afectan directamente al ser humano si se extinguen, la otra cara de la moneda es que incluso la pérdida de los insectos comunes desestabilizaría la salud de los ecosistemas de otras especies cruciales para nosotros.
Sin insectos, olvidémonos de los frijolitos… no hay cultivos. Como explica el sitio digital Xataca, la polinización es un servicio ambiental esencial, vital para el mantenimiento tanto de las comunidades de plantas silvestres como de la productividad agrícola y ambas pueden verse afectadas.
Al menos el 80 por ciento de las plantas que cultivamos dependen de los polinizadores, y nueve de cada diez son insectos, apuntan datos de 2017. Aunque también hay pájaros, lagartijas... De entre los insectos, los himenópteros, como las abejas y avispas realizan la mayor parte de la labor polinizadora.
En varios países se compran cantidades de abejas para que polinicen campos, especialmente los de frutales, y esa es una práctica bastante extendida entre los agricultores. La salud de las cosechas y del mercado de alimentos mundial depende más de lo que estimamos de este tipo de intervenciones. Los productos que llegan a las mesas de todos podrían resentirse considerablemente.
Además, muchas moléculas que usamos para hacer nuevos fármacos provienen de insectos. Sin ellos se puede complicar la obtención de varios antibióticos, antisépticos, antivíricos, antitumorales. Así que es una mentalidad muy obsoleta pensar que no nos toca a todos de cerca.
La pérdida de biodiversidad no es un tema nuevo; según datos del año pasado de Naciones Unidas afecta al 58 por ciento de la superficie terrestre, por debajo del umbral sugerido como «seguro», es uno de los mayores enemigos de la supervivencia de la raza humana, y se considera ya la sexta extinción de especies del planeta.
—Para ir acorde con el ecosistema circundante elige comprar plantas en el jardín más cercano que tengas de casa.
—Intenta que haya flores en lugar de plantas ornamentales sin flores o artificiales.
—En el caso de los agricultores, evitar los agroquímicos sería muy útil, sobre todo si poseen alguna opción natural de fertilizante.