Es oportuno consultar la mejor información sobre tornados para aprender de estos fenómenos sin caer en posturas temerosas o poco objetivas
«La que nos faltaba, ahora sí, tornados en La Habana, caballero»… «Dicen que se llevó de todo». Es la voz de pasillo hace unos días, ya lo sabemos, no hay novedad. Se puede haber llevado bloques, paredes, equipos y hasta momentáneamente las ganas de levantarse y seguir. Y sí, se llevó la cruz de encima de una iglesia en Luyanó, o el techo de unos cuantos.
Se fue con la ventisca la certeza de que lo único que golpeaba tan intensamente a nuestro clima eran los ya conocidos huracanes. Definitivamente se fue la indiferencia hacia las alertas por tormentas extratropicales, esa actitud nuestra de salir bajo la llovizna con las manos en los bolsillos a lo Clint Eastwood, sin coger ni una sombrilla.
Pero lo bueno del conocimiento acumulado es que es inmaterial. No hay viento que lo «vuele», basta con informarse apropiadamente para perderle el miedo a un tornado entrometido en tierra caribeña.
Cuando saltaron los miedos tradicionales, las señales celestiales y los anuncios de burundangas de año nuevo, ya estaba ese gurú de la meteorología en Cuba, el reconocido meteorólogo José María Rubiera Torres, aportando la luz larga de la ciencia.
En un artículo suyo publicado por IPS clarificaba las dudas comunes sobre la extrañeza de tornados intensos en Cuba. ¿Son normales en el Caribe? ¿Lo serán? ¿Es por el cambio climático? ¿Pasará de nuevo?
Los tornados no se están mudando a la zona del Caribe, explicó Rubiera Torres en su artículo. Lo que sucede realmente es que la situación geográfica de nuestro archipiélago lo ubica en una zona colindante entre el Norte más frío, y la aparición de masas características de esa área puede llegar ocasionalmente a nuestro espacio, mudando de manera poco frecuente esos fenómenos a nuestro sitio.
«En el invierno cubano llegan los frentes fríos desde el continente y se dan a veces condiciones parecidas a las que ocurren en Estados Unidos, aunque mucho más atenuadas», detalló.
«Quiere decir que en esa época del año se forman tornados en Cuba cuando las condiciones se vuelven propicias a su formación, lo que ocurre rara vez, como es el caso de formación de bajas extratropicales en el golfo de México y frentes fríos que avanzan hacia el occidente de Cuba».
Cuando esto sucede, un factor agregado puede generar el riesgo de aparición de este tipo de fenómenos; se trata de un flujo de aire, que aportaría la gran inestabilidad necesaria para la formación de un tornado.
Esta reunión de factores es infrecuente, destaca el Doctor, pero no imposible, y fue la responsable del tornado del pasado 27 de enero y de los otros pocos de gran intensidad que han afectado a nuestro país.
Ya a nivel de región, está claro que la frecuencia de tornados en Estados Unidos, donde pueden formarse hasta más de mil en un año, sí es intensa.
En medio de un contexto meteorológico tan agravado con el cambio climático y las irregularidades que genera, es lógico preguntarse si hay conexión entre la aparición de este tornado fuerte en el Caribe y el cambio climático.
Como suele ser una pregunta común tras cada fuerte tornado en Estados Unidos, el profesor J. Marshall Shepherd, experto en cambio climático y profesor en la Universidad de Georgia, ha contestado a esta interrogante para la televisora CNN.
Los científicos, afirma, no han establecido una conexión clara entre los tornados y el cambio climático.
«Hoy contamos con un mayor conocimiento sobre cómo el cambio climático aumenta los riesgos de sequías, olas de calor y precipitación. También hay indicadores que establecen que los patrones de cambio pueden influir en la intensidad de los huracanes. Pero con respecto a los tornados no hay tanta información», aseguró.
«La pregunta es: ¿aumentamos el riesgo y la probabilidad de acontecimientos más extremos en general a medida que cambia nuestro clima?».
Parecería una pregunta más reflexiva que una verdadera interrogante, pero casi todos, aún sin los estudios que la avalen, daremos respuesta afirmativa.
No hay un estudio que corrobore directamente la relación entre la aparición de tornados en zonas caribeñas con el cambio climático, y los exámenes a las tendencias de tornados en los últimos 50 años en todo el mundo parecen no haber cambiado con el incremento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera o la alzada de temperaturas, de acuerdo con Shepherd.
Hace falta más investigación y debate sobre el calentamiento y los ambientes favorecedores de tormentas. Por su parte, otro experto en temas climatológicos, Patrick Kinney, autor y director del estudio del Programa Columbia de Clima y Salud en la Escuela Mailman de Salud Pública, en la Universidad Columbia, se ha referido a esta relación como una causal de largo plazo.
«Tomemos el ejemplo de un conductor que está sobrio y tiene cierto riesgo de tener un accidente. El riesgo sube con un par de copas. A medida que los humanos bombean más gas de efecto invernadero a la atmósfera, se incrementan las probabilidades de acontecimientos climáticos extremos».