Anhelado como todo recién nacido, llegó al fin 2017.Antes de que su llanto pase «de moda», JR propone una lista de avances científicos que se esperan, para que las páginas del nuevo calendario se llenen también de todo lo verde y bueno que ya viene con la ciencia
Si las «celebridades» de paso se codean en disputas por el mejor estreno del año, el campo artístico organiza sus listas de las exposiciones más esperadas, y el deporte crea expectativas con la pregunta de cuáles serán los torneos que muevan las emociones de miles, tal vez haya que ceder al gesto y dejarse llevar por el entusiasmo del asunto Año Nuevo, para quitarle un poco a la ciencia el clisé de aburrida. Y así, con un calendario que comienza, enredarnos, por qué no, en esas listas tan de moda que aventuran el pronóstico de los avances científicos por venir.
El campo de la genética tiene una nueva estrella. La técnica CRISPR de modificación del genoma ha permitido detectar los genes que se desea modificar y cortarlos mediante unas proteínas llamadas Cas9, que funcionan a modo de «tijeras». En 2016, la revista Nature publicó la noticia del primer ensayo clínico en humanos, y en este año se iniciarán nuevas pruebas, cuyas implicaciones abarcan desde la mejora de la resistencia de los cultivos hasta la lucha contra enfermedades como el cáncer y el sida desde el interior de las células humanas.
Otros tratamientos que atacan directamente a las células tumorales del cáncer también generan mucha expectativa, pues darán paso a novedosas terapias que se sirven del propio sistema inmune del paciente para combatir internamente.
Es la llamada inmunoncología, que despuntó hace tres años y cada vez acapara más protagonismo. Se espera que la Medicina camine en este sentido, porque el tratamiento ya ha demostrado resultados esperanzadores contra la leucemia linfoblástica aguda, la leucemia infantil más común.
Otro alumbrón que promete 2017, según la revista Science, es el hallazgo de una inmunización definitiva para el zika, que sería uno de los avances más importantes del año.
En pruebas realizadas con simios, varias sustancias ya demostraron ser muy efectivas contra ese virus transmitido por mosquitos y que puede causar microcefalia en fetos. Actualmente se investiga la tolerancia en seres humanos de tres posibles vacunas.
Asimismo, el 2017, con las más avanzadas técnicas de secuenciación de genomas de su lado, promete traer más estudios sobre los microorganismos del cuerpo y su impacto sobre la salud, en especial, sobre el microbioma, una gigantesca colección de virus, bacterias y hongos que viven en el organismo humano y ha demostrado tener un importante papel en la aparición de enfermedades como el cáncer.
Los investigadores esperan que lleguen importantes resultados del Proyecto Microbioma Humano, realizado en Estados Unidos.
Otras vacunas que generan mucha expectación para estos meses venideros son los ensayos contra el ébola y el estudio que se desarrolla en Sudáfrica para combatir el VIH-sida.
Además de todo lo que vaya «sonando» con las ondas gravitacionales, que son la «celebridad novel» indiscutible de la astronomía, el 2017 deparará buenos momentos para ese campo científico, en el creciente afán exploratorio. Por ese camino deberá asomar «la cabeza» el noveno planeta.
Los astrónomos Mike Brown y Konstantin Batygin explicaron en un estudio publicado por la revista Astronomical Journal la posible existencia del nuevo vecino, que estaría más allá de la órbita de Plutón y poseería diez veces la masa de la Tierra.
Este cuerpo planetario se habría formado en los orígenes del Sistema Solar y podría haber sido arrojado al llamado espacio profundo hace millones de años, debido a la fuerza gravitacional de Júpiter o Saturno, como explica National Geographic. Desde el anuncio de su hipotética existencia, son muchos los investigadores que ya le buscan con telescopios gigantes.
Para abril, según anuncian varias publicaciones, llegará un momento de entusiasmo casi adolescente cuando un equipo científico internacional trate de obtener la primera fotografía del horizonte de sucesos de un agujero negro, la región límite caracterizada por marcar el punto de no retorno, a partir del cual nada, ni siquiera la luz, puede escapar de él.
Los astrónomos usarán nueve radiotelescopios distribuidos por todo el planeta para formar un gran observatorio, y el peligroso «modelo fotográfico» será Sagitario A, un agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea.
Por otro lado, se espera que China continúe con su creciente programa espacial mediante su quinta misión a la Luna, Chang’e-5, que deberá regresar a la Tierra con una muestra de roca lunar.
Alrededor de Marte proseguirá orbitando el satélite TGO de la misión ExoMars de la Agencia Europea Espacial, que se llevó un fiasco en 2016 con la pérdida del módulo Schiaparelli, y se preparará para lanzar en 2020 un rover a la superficie marciana con vistas a averiguar si alguna vez hubo vida en el planeta rojo.
En 2017 también continuará la misión de la sonda Juno, de la NASA, que orbitará Júpiter hasta 2018 e intentará descubrir más sobre la formación del planeta y del Sistema Solar.
La tecnología de los ordenadores cuánticos será otra área científica con avances. Para entender un poco lo que esto significa, basta con saber que empresas como Google y científicos de todo el mundo trabajan por desarrollar ordenadores que usan átomos a modo de chips para codificar la información, o sea, miles de millones de veces la capacidad de cómputo y rapidez de los ordenadores que conocemos hoy.
Shantanu Debnath, investigador en la Universidad de Maryland y coautor de un estudio para desarrollar el primer ordenador cuántico programable, ha explicado a Science que estas computadoras abrirían «todo un nuevo campo y una forma única de procesar la información». Sin embargo, lo que 2017 puede traernos en este sentido son pasos de avance, pues su desarrollo aún está en pañales.
Mientras tanto, el gigante Microsoft trabaja en la llamada informática topológica cuántica, una alternativa capaz de codificar información en los movimientos de ciertas partículas. La primera y ansiada demostración de esta tecnología podría llegar a finales de 2017.
¿Y qué nos faltaría recordar? Tal vez que detrás del brillo y el bombo del titular de un día, en un momento efímero, los conocimientos humanos mostrarán en el hallazgo solo la punta del iceberg, la corola en que florecen proyectos que esconden días y noches, meses y años, de cooperación, análisis, insomnio y mucha pero mucha fe en lo que podemos lograr todavía.