Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Las culpas y los culpables

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

Serenidad a cada paso, horas de desvelos a la intemperie, gente trabajando hasta el cansancio para que, poco a poco, vaya haciéndose la luz en esta Isla digna y desafiante cuando la adversidad se empeña en revelarnos toda su crudeza. Eso es Cuba hoy, un pedazo de tierra en el Caribe que prefiere hacer y superar las tempestades, antes que hundirse en el mar, como diría el trovador.

Mientras el ejemplo resiliente de un pueblo heroico vuelve a revelarse ante el mundo con ímpetu vertical, a unos cuantos kilómetros de nuestra geografía, cada noticia llega a veces distorsionada y distanciada de los verdaderos causantes de la realidad por su política hostil.

El mea culpa de los enfermizos que transgreden cualquier derecho internacional no existe. Y claro, su repertorio, que rápido se difumina en la jungla de las falacias, tiene algunas oraciones clave: «Todo es responsabilidad de ustedes». «El Sistema Electroenergético Nacional (SEN) cayó por las ineficiencias». «El culpable es el Gobierno», se lee con asiduidad.

Los medios hostiles de siempre, los repetidores, ven ahora el provecho o el tierno manjar, cual aves de rapiña, para difamar sobre las heridas más profundas que han causado y causan otros. Pero no sorprende, porque tampoco es nueva esa postura a lo largo de la historia.

Desde el viernes con la desconexión del SEN, la principal prensa estadounidense y sus amplificadores comenzaron a hablar de la profunda crisis económica y energética que vive Cuba, y de los problemas acuciantes de la nación. Lo que sí llama la atención, aunque no asombra, es que ninguno de ellos refirió una sola palabra al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a nuestro país.

Incluso, varios medios que tradicionalmente no hablan de la Mayor de las Antillas, comenzaron a hacerlo en la ofensiva oportunista que siempre generan las calamidades, más que los logros y la lucha emprendida por el pueblo para resistir los embates de la injustificada política.

Esta crisis, como otras vividas en más de seis décadas, forma parte de los efectos nefastos del bloqueo. Para aquellos que lo niegan o no quieren ver lo evidente, solo daré una muestra: De 2021 hasta  2024 se han registrado 1 064 acciones por parte de bancos extranjeros, de negativas a prestar servicios a entidades cubanas para la compra de alimentos, medicamentos, combustibles y piezas de repuesto para el SEN, informó el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parilla, en septiembre último.

A ello contribuye, además, el hecho mezquino que no aguanta ningún papel serio, de que Cuba esté en una lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo. Omitir los efectos de esta política hace cómplice a cualquier persona. El bloqueo forma parte de ese «Destino Manifiesto» que ha pretendido siempre Estados Unidos sobre nuestro país, y toca cada ápice sensible de la vida socioeconómica, como sucede ahora con el SEN.

Es verdad que a veces existen errores en el camino de superar el bloqueo, y que otros problemas internos nos agobian mucho. Pero habrá que preguntarse también: ¿quién no se equivoca cuando tiene sobre su nuca el peso y la furia de Goliat, que no ha cesado nunca de querer estrangularlo? Pero David, como hasta hoy, sigue y seguirá en pie, venciendo.

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