Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El peso de las pesas

Autor:

Hedelberto López Blanch

En esta semana he logrado que me devuelvan en los mercados agropecuarios un total de 530 pesos, y para recuperar esa suma de dinero fue preciso que por suerte llevara una pesa portátil.

Primeramente fue en el mercado agropecuario de Porvenir y Tejar, Lawton, donde compré tres mangos. El muchacho me dijo que eran nueve libras que sumaban 280 pesos (a 35 la libra). Le dije que yo tenía una pesa portátil, la saqué delante de él, y solo tenía 5,40 libras.

Él y yo nos dirigimos a la pesa de comprobación que se encuentra al final del mercado y efectivamente, mi pesa estaba correcta y me devolvió 90 pesos.

A los dos días regresé al mismo mercado para comprar nuevamente mangos ya que un amigo me pidió que se los buscara. Fui con el mismo dependiente y le dije que yo era el de hace unos días que tenía la pesa portátil. Tomé cinco mangos grandes y le pagué 445 pesos. Volvimos a hacer la operación y cuando comprobamos en la pesa del mercado, me devolvió 70 pesos. La excusa fue la misma, estas pesas a veces se equivocan.

Ese mismo día fui a un pequeño mercado que está al final de la calle Luz, en Lawton. Compré dos frutabombas a 30 pesos la libra. La suma fue de 225 pesos. Cuando rectifiqué en mi pesa, me devolvieron 35 pesos, mientras el administrador, muy solícito y amable me explicaba y daba excusas.

El sábado 3 me dirigí a la Feria del parque de La Normal. Tras comprar dos frutabombas entre verde y madura a 30 pesos la libra, el vendedor, que tenía también una pesa portátil, me dijo que eran 13 libras, 390 pesos. Saqué la mía y solo eran 7,40 libras. Discutí con el vendedor y lo que hizo fue poner nuevamente las frutas en el estante y aunque le manifesté que las separara, porque iba a buscar un inspector, no lo hizo.

Otra señora que había comprado antes me pidió que le pesara sus frutabombas y el dependiente le tuvo que devolver 80 pesos.

Tras encontrar a una inspectora, que se hizo acompañar por un miembro de la policía, nos dirigimos a la tarima, localizamos las mismas frutas, las pesamos en otra pesa oficial y me dieron la razón. Solo tuve que abonar 210 pesos.

Sin mediar discusión alguna, la inspectora le dijo al dependiente que después que terminara la venta la fuera a ver al lugar donde permanecían los comprobadores, y a mí me manifestó que había hecho lo correcto y que el vendedor no volvería a laborar allí.

Claro que la semana continuó y visité también el mercado de 17 y M, donde después de ir a la pesa de comprobación, me devolvieron 35 pesos.

Y al regresar el miércoles día 7 de agosto al mercado de Porvenir y Tejar, y tras volver a realizar la misma operación, me devolvieron, sin protestar, 120 pesos. Es decir, me pidieron 546 pesos por cinco mangos (15,60 libras) y eran solo 12,25 libras, o sea, 427 pesos.

Y me pregunto, cómo vamos a resolver este problema que afecta directamente el poder adquisitivo del pueblo; cómo garantizar compras justas al cliente; ¿tendrán todas las personas que comprar una pesa portátil para enfrentar estos daños a sus bolsillos? Esa no es la solución.

Hace unos meses le planteé a un administrador de un mercado que había que tomar medidas con esos infractores y me contestó que si los sacaba, no tenía personal para reponerlo. La discusión con el administrador me llevó cerca de media hora pero no dio ninguna solución.

Si solo a una persona le han tratado de estafar 530 pesos, ¿a cuánto ascenderá la suma diaria que estos vendedores le estafan al pueblo? Diariamente son las protestas de muchos clientes en los mercados. Hay que buscar soluciones urgentes ante esos graves delitos en los que pocos se enriquecen a costa de la mayoría de los ciudadanos.

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