Los peloteros del lejano oriente son excelentes chocadores de bola. Foto: AP El II Clásico Mundial de Béisbol, cuyas cortinas se cerraron anoche en Los Ángeles, dejó muchas dudas y certezas. Entre estas últimas hay algo irrebatible: los mejores equipos ya no están en América.
Japón y Corea del Sur, con su béisbol práctico y vertical, son ahora el referente de este deporte. Digámoslo así, sin tapujos, por mucho que nos duela a nosotros, que amamos el béisbol, o a los estadounidenses y su mito de las Grandes Ligas.
La vanidad es un mal incurable en Estados Unidos. Ahora dicen que el Clásico debería jugarse en julio, cuando los peloteros de Grandes Ligas están en su mejor momento. Es más, algunos «expertos» han ideado un plan «magnífico»: la fase clasificatoria debería incluirse en la semana dedicada en la Unión al Juego de las Estrellas, mientras las semifinales y la final pudieran programarse para octubre, coincidiendo con la llamada Serie Mundial.
¿No es demasiada presunción? Dejemos algo claro: los jugadores estadounidenses se presentaron en el Clásico con poca preparación, apatía y desinterés, pero eso no les costó el campeonato. Ellos hubieran perdido con Japón en julio o en octubre, porque el mérito histórico de inventar el béisbol no es garantía de éxito en la actualidad.
La semilla del béisbol germinó en Latinoamérica y Asia, mezclándose con la cultura y la identidad de muchos pueblos. Por ello, para la gran mayoría del público en Estados Unidos, el Clásico fue un evento más. Sin embargo, en Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, Sudcorea y Japón, la afición lo asumió como un acontecimiento trascendental.
Lástima que, salvo en nuestro país y los «tigres» asiáticos, muchos atletas no se entregaran al máximo. Y para que el Clásico Mundial se convierta en el gran evento que todos soñamos, los peloteros deben comprometerse. El fútbol, el baloncesto, el tenis y el voleibol, por solo citar algunas disciplinas importantes, ganaron esa batalla hace tiempo, aunque sus ídolos también tienen mercaderes planificándoles hasta la siesta.
No seamos ingenuos: por más que presionen los clubes, a ninguno les interesaría enemistarse con sus estrellas si estos se pararan en tres y dos para participar en el Clásico. Es lo mismo en marzo que en diciembre.
De momento, tal y como van las cosas, creo que en 2013, sede del próximo Clásico, solo Cuba estará en condiciones de pelear con los equipos asiáticos. Nuestros defectos técnicos se pueden corregir, pero una mentalidad deformada tarda demasiado en cambiarse.
Agua al dominóLa defensa sigue siendo exquisita en los conjuntos asiáticos. Foto: Getty Images Otro desafío que tienen por delante los organizadores del Clásico es resolver las arbitrariedades a la hora de confeccionar los grupos y otorgar las sedes.
En buena lid, los cuatro semifinalistas de esta edición deberían acoger algún grupo en el próximo evento. Así se resolvería la disputa y, literalmente, el terreno tendría la última palabra.
Ahora bien, juntar a cuatro equipos asiáticos les da la clasificación automática a Japón y Sudcorea, pues los restantes contendientes están muy lejos en estos momentos. Sería sabio «darle agua al dominó». ¿La fórmula? Hay una trillada, pero que ha funcionado en muchos casos: delimitar a los cuatro cabezas de serie y sortear el resto.
De esta manera, siempre habrá algún «grupo de la muerte», pero así sucede en otros deportes y solo se puede culpar a la providencia. ¿Sería descabellado?
En cuanto al sistema de competencias con doble eliminación, les confieso que me agrada. Solo sobra, en mi opinión, el partido que define al monarca de cada grupo. Ganar dos juegos seguidos y clasificar primero hacia la siguiente ronda debería bastar para ser el mejor de la zona. Por favor, señores organizadores, unos billetes de más o menos no hacen la diferencia.
¡Ampayaaaa!Una de las puntuaciones más bajas del Clásico se las llevó el arbitraje. ¿Será que los jueces estadounidenses también estaban en la pretemporada?
Casi todos los managers tuvieron alguna controversia con los imparciales, quienes incluso acudieron más de una vez al video salvador. En mi caso, aplaudo el desenfado para cantar los strikes —ampliar la zona buena sería saludable en nuestro béisbol—, pero debe existir uniformidad en el criterio.
En fin, que se fue el Clásico y ahora faltan cuatro años para corregir el tiro. Ojalá se escuchen todos los puntos de vista, porque el regreso del béisbol al programa olímpico demanda muchas manos.