El próximo martes 12 de septiembre se cumplirán ocho años desde que los Cinco: Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, fueran arrestados en Miami por autoridades federales. Desde entonces se encuentran encarcelados, falsamente acusados de conspirar para cometer espionaje en contra de los Estados Unidos. Su real «delito» es, como todos en esta ciudad sabemos, haber trabajado para impedir que se cometieran actos terroristas en contra del pueblo cubano, y, posiblemente, de otros muchos en Estados Unidos, infiltrándose en las organizaciones terroristas de la extrema derecha cubanoamericana que en Miami y desde Miami obran con la más completa impunidad.
¿Cómo es posible que esto sea así?
La única respuesta posible es que el gobierno de los Estados Unidos respalda y protege a los terroristas de la extrema derecha cubano- americana, con quienes ha tenido una íntima relación de colaboración desde hace más de 45 años, y persigue y encarcela a aquellos, que como los Cinco, infiltran sus organizaciones para saber de sus perversos propósitos.
Nada de esto es nuevo. Por ocho largos años hemos estando denunciando —al igual que miles de otros en este país y alrededor del mundo— la injusticia que se comete en contra de estos cinco valientes y consecuentes muchachos.
Producto de estas denuncias amplios sectores de opinión, en este país y en el resto del mundo, han conocido de su situación. Crece un movimiento internacional a su favor. Cada vez más la gran prensa nacional e internacional se interesa en conocer de las razones por las cuales están encarcelados.
Para sorpresa y temor de los terroristas y de aquellos que los apoyan y protegen el sacrificio del encarcelamiento de los Cinco ha servido de provechosa tribuna para denunciar a estos terroristas, su obra y a la política que los creó y les da impunidad.
El proceso judicial al cual los han sometido se alarga indefinidamente. El gobierno federal ha logrado utilizar los recursos del sistema judicial para obstruir que se haga justicia. Desde el primer momento de su encarcelamiento el gobierno logró politizar este caso al punto de que las más importantes decisiones tomadas por la fiscalía y los tribunales involucrados
—con la notable y digna excepción del tribunal de tres jueces de la Corte de Apelaciones del Onceno Circuito— se doblegaran ante las monumentales presiones por él ejercidas.
Esto lo demuestra la innoble actuación de la fiscalía federal a lo largo de todo el proceso. Como lo demuestra la insólita decisión del pleno de la Corte de Apelaciones del Onceno Circuito del 9 agosto pasado, que por un revelador voto de 10-2, revocó la unánime decisión del tribunal de tres jueces nombrado por ese mismo pleno, que un año antes anulara sus condenas y ordenara la celebración de un nuevo juicio.
La decisión del pleno, la cual afirma la decisión original del Tribunal de Distrito de Miami que juzgó a los Cinco, se basa en que Miami ofrece las condiciones que garantizan un juicio imparcial.
¿A cuál Miami se refieren? ¿A uno inventado por ellos o a este Miami? Ignoraron por completo la verdad de lo que es Miami al tomar esa decisión. Es más, mienten abiertamente los jueces que votaron con la mayoría sobre las condiciones que existen, y que por décadas han existido, en esta ciudad sobre las cuestiones relacionadas con Cuba debido a la existencia de un régimen de terror implantado hace largas décadas por los terroristas de la extrema derecha cubanoamericana. Saben que mienten.
Este es un proceso eminentemente político en el que el gobierno federal hace valer las exigencias de su política de agresión permanente en contra del pueblo cubano.
Porque es así es que no importa que el gobierno de Estados Unidos reclutara, entrenara, armara y dirigiera originalmente a estos terroristas durante las décadas de los 60 y los 70 y que, desde entonces, se mantenga al tanto de sus planes y acciones, brindándoles protección e impunidad.
Por eso es que no importa que estos terroristas estén libres en Miami organizando, como abiertamente algunos de ellos proclaman, más acciones terroristas.
Por eso, de igual modo, es que no importa que el FBI no cumpla con lo que la ley establece en estos casos.
Porque es así es que tampoco importa el dictamen del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que en mayo de 2005, basándose en el Derecho Internacional, declarara arbitrario el encarcelamiento de los Cinco e instara al gobierno de Estados Unidos a liberarlos inmediatamente.
Como igualmente no importa la lucha en contra del flagelo que es el terrorismo.
No importa la justicia.
Al gobierno federal y a sus aliados terroristas nada de esto les importa.
A nosotros, que nos oponemos al terrorismo, que nos oponemos a la política de agresión permanente mantenida por los gobiernos de Estados Unidos en contra del pueblo cubano, que nos oponemos a la brutalidad que es mantener injustamente presos a estos cinco valientes inocentes, a nosotros sí nos importa.
A nosotros sí nos importa su inocencia y la justicia y por eso nunca cejaremos en lograr su libertad.
*Director de Areítodigital