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La nueva «Argentina» de Milei va a costa de la ciudadanía

El déficit cero, madre de todas las batallas: más que anuncio, una amenaza dada a conocer por el vocero presidencial 

Autor:

Redacción Internacional

BUENOS AIRES, diciembre 13.— Una fuerte contracción del consumo, aumento del desempleo e incremento del déficit financiero son algunas de las realidades que se esperan en Argentina como resultado del fuerte plan de ajuste, cuyas medidas fueron dadas a conocer el martes por el ministro de Economía, Luis Andrés Caputo.

En una esperada alocución, el titular anunció una brusca devaluación del peso argentino, ya que el dólar pasó de 400 a 800 pesos; la eliminación de los subsidios a las tarifas de energía y transporte en el área metropolitana de la capital, así como el cese de todos los contratos en el Estado que tengan menos de un año de antigüedad.

Además, el Estado no licitará nuevas obras públicas y se reducirá al mínimo la transferencia de fondos federales a las provincias, entre otras medidas ya consumadas como la reducción del número de carteras en el gabinete ministerial.

Expertos consultados por el diario Página 12 estimaron que las afectaciones también se sentirán en el sector informal como consecuencia del anunciado recorte de los subsidios al transporte. «Objetivamente, esto va a generar más recesión, menos consumo y más desempleo», comentó el exministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo.

El anuncio de que en lo adelante, las obras de infraestructura serán realizadas por el sector privado, generó malestar entre los empresarios de esa esfera, apuntó también Página 12.

«Que todo sea por inversión privada no funciona. En el mundo esa inversión no supera el siete por ciento del total; es inviable porque la infraestructura en el mundo la hace el Estado, ya que no es negocio para los privados más allá de una mínima inversión», aseguró Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción, quien también manifestó dudas sobre qué va a pasar con las obras públicas ya iniciadas, en este contexto de fuertes recortes.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, salió a la palestra este miércoles para defender y brindar detalles sobre el que se considera «histórico» plan de ajuste del presidente Javier Milei, y manifestó que «las medidas eran necesarias e inevitables para lo que viene en las próximas semanas: el plan de reformas estructurales donde dará inicio esta Argentina distinta para evitar la catástrofe», aseguró en conferencia de prensa que reseñó RT.

Según Adorni, el plan busca evitar la hiperinflación y tiene como propósito central lograr el equilibrio de las cuentas públicas.  «El déficit cero es la madre de todas las batallas», aseveró, lo que explica la entusiasta bienvenida que el FMI dio al paquetazo, pues se trata de una medida netamente fondomonetarista y recesionista.

Lo que puede esperarse, en consecuencia, es una depreciación de la vida de la ciudadanía, como ha ocurrido en otras naciones con ajustes similares, ejecutados a rajatabla sobre las espaldas de la población e, incluso, como lo ha vivido la propia Argentina durante la crisis de los años 1990-2000.

El propio portavoz presidencial lo reconoció al anunciar que el desequilibrio fiscal esperado al cierre de este año se resolverá con ingresos que el Estado obtendrá por medio de aumentos en materia fiscal, como las retenciones a las exportaciones agropecuarias, el regreso del impuesto a las ganancias, y el «blanqueo» de cuentas bancarias.

Pero lo peor pueden ser los otros aportes anunciados por Adorni, quien dijo que van a provenir de una baja en las jubilaciones y pensiones, así como la ya anunciada eliminación de las transferencias discrecionales a las provincias, la suspensión de las obras públicas, el recorte de planes sociales y la reducción del funcionamiento del Estado.

Alejandro Vanoli, director de la consultora Synthesis y expresidente del Banco Central, comentó a Página 12 que se trata de «un ajuste clásico fiscal y cambiario».

Para estimar la magnitud del ajuste fiscal resta ver los detalles, pero está claro que si va a bajar el déficit fiscal, el déficit financiero va a subir por el impacto en la deuda del tipo de cambio y de las tasas de interés, explicó.

Esto, dijo, va a acelerar la inflación y deprimir la actividad económica. «Yo me pregunto cuál es la sustentabilidad de este plan porque genera una bola de nieve de precios y no hay forma de ver qué dinámica lo va a frenar», agregó.

Otros expertos entrevistados por Página 12 también opinaron que frente a los recortes sociales previstos, el anunciado «fortalecimiento» de las políticas sociales mediante el incremento de los montos que se asignan, individualmente, por los programas Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimenta, creados por el gobierno peronista, no será suficiente para «contener a los caídos», pues solo podrían beneficiar al 60 por ciento de los hogares más pobres. Además, otros programas de asistencia social como Potenciar Trabajo, que consideran más trascendentes, serán congelados, según comentaron. 

¿Qué harán con el restante 40 por ciento?, se preguntaron.

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