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Desde el precepto martiano, ver un crimen en calma, es cometerlo…

Es demasiado evidente el genocidio que Israel está cometiendo contra el pueblo palestino de la Franja de Gaza, el lugar más densamente poblado del mundo

Autor:

Juana Carrasco Martín

Es demasiado inhumano y es demasiado evidente el genocidio que el Israel sionista está cometiendo contra el pueblo palestino de la Franja de Gaza, el lugar más densamente poblado del mundo, ¡del mundo! Quien tenga un ápice de conciencia responsable, de sentido de la existencia humana, no puede quedar en calma.

Lo que estamos presenciando desde hace más de dos semanas no tiene justificación alguna. Es la irracionalidad extrema puesta en ejecución con un objetivo de expansión y poder similar al de los nazis hitlerianos, y eso lo hace más execrable, porque están violando lo más sagrado, las vidas de seres humanos, y lo más valioso moralmente, el derecho de una nación a ser libre e independiente.

Todos los adjetivos del rechazo total pueden ser utilizados: detestable, abominable, censurable… y merece la condena mundial. Pero no es así. El crimen tiene cómplices. No es solo el régimen de Tel Aviv el que injuria, menosprecia y asesina. En los predios de algunos de esos asociados —casi todos europeos—, la confabulación se traduce en censurar la libre expresión de sus ciudadanos y se les prohíbe o reprime manifestar en calles e instituciones la denuncia del crimen que Benjamín Netanyahu y un gabinete de guerra de extrema derecha nacionalista están cometiendo a diario.

Otros, liderados por Estados Unidos ahora administrado por Joseph Biden, tienen además participación directa, aunque lo mezclen con una o dos declaraciones hipócritas. El contubernio de Washington y de Londres es de muy larga data, desde la organización de una doctrina imperial y racista, hasta la formación del Estado de Israel a costa del derecho inalienable de Palestina, sustentado con el financiamiento de sus fuerzas militares y represivas, ahora multiplicado.

El viernes 20 de octubre, la mofa desconsiderada e irrespetuosa tuvo nuevamente a la comunidad internacional, a la ONU, como blanco, tras el veto —el número 56 en la historia del Consejo de Seguridad con que Estados Unidos garantiza la impunidad y la inmunidad de los desmanes de Israel. En el cruce de Rafah se percibió la impotencia de entes internacionales, mientras la muerte y la destrucción se ensañan en la Franja.

Ahora el Consejo de Seguridad se reúne nuevamente para debatir la situación que preocupa al mundo. Han pedido la palabra 86 países o grupos de naciones, pero son 15 los que votan, de ellos cinco pueden vetar. Lo terrible es que se pretende igualar las actuaciones, y no estoy objetando que es obligación moral y del derecho internacional respetar la vida de los civiles, sean quienes sean, pero  es inadmisible que se alegue el derecho de Israel a defenderse para dar luz verde a los bombardeos contra la Franja de Gaza que no cesan desde hace 19 días y han hecho blanco en áreas residenciales, mezquitas, iglesias, hospitales, campos de refugiados…

Y las redadas en la Cisjordania ocupada para reprimir manifestaciones de apoyo a sus hermanos palestinos bajo total estado de sitio y asfixia, un castigo extremo colectivo que prohíbe la Convención de Ginebra, cuyo Artículo 33 dice: Responsabilidad individual, castigos colectivos, pillaje, represalias. No se castigará a ninguna persona protegida por infracciones que no haya cometido. Están prohibidos los castigos colectivos, así como toda medida de intimidación o de terrorismo. Está prohibido el pillaje.

Cuando Hamas atacó sorpresivamente a Israel el 7 de octubre pasado, se contaron 1 400 víctimas fatales, un número que apenas ha aumentado a 1405, de ellos 307 militares y 57 policías, y fueron capturados 222 rehenes, incluidos militares. Sin embargo, día a día se suman cientos de palestinos, no muertos, sino asesinados, no está determinado cuántos pueden estar bajo los escombros, ni cuántos morirán en los hospitales colapsados, donde no hay insumos médicos, y que al igual que el resto de las locaciones de Gaza tienen cortado el agua, la energía eléctrica, el combustible y los alimentos, lo que constituye un multiplicada y atroz actuación criminal. El reporte de los servicios de salud de Gaza del 24 de octubre: 5 791 palestinos muertos por los bombardeos ejecutados por Israel, incluidos 2 360 niños y menores de edad, 16 297 heridos. Perdieron la vida en las últimas 24 horas 704 palestinos.

Cuando termino de escribir ese párrafo un alerta de Internet, Khan Younis, en el sur a donde se suponen que deben ir los palestinos de la ciudad de Gaza, nuevamente está siendo bombardeada; y en algún lugar de la Franja, en la última hora 40 muertes. Pongo punto final. Es mucho más de lo que puede soportarse sin reclamar paz, pero con justicia y sin olvido para un pueblo que está siendo masacrado.

 

Los países occidentales han mantenido una posición cómplice ante el asesinato de los ciudadanos palestinos y la carencia de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. FOTO: France 24

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