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Kimberly Breier, la fallida «adición clave»

Están apretando las clavijas y creen que Cuba cederá, pero no es el caso porque no tenemos que cumplir los deseos del régimen trumpiano, aún cuando todos sus adláteres estén a la ofensiva

Autor:

Juana Carrasco Martín

Están apretando las clavijas y creen que Cuba cederá, pero no es el caso. No tenemos por qué cumplir los deseos del régimen trumpiano, aun cuando todos sus adláteres estén a la ofensiva y desplieguen mentiras a diestra y siniestra en trinos ofensivos, al estilo de su jefe.

@USEmbCuba, la cuenta en Twitter de la embajada de Estados Unidos en La Habana, volcó al español y tuiteó el mensajito de Kimberly Breier rememorando la fatídica (para ellos) fecha del 6 de agosto: «Hoy hace 59 años #Castro ilegalmente confiscó 26 compañías de #EEUU. La #LeyLibertad responsabiliza al gobierno de #Cuba, y da a las familias la justicia largamente negada. Las propiedades robadas benefician a Diaz-Canel y a secuaces de Castro, no al pueblo cubano. #RevoluciónFallida».

El cuento solo se lo creen ellos, pero lo hacen y publican para ver quién le sigue la rima.

Kimberly Breier es la secretaria adjunta en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, otra en la cuadrilla de Donald Trump contratada para imponer las políticas sucias de «cambio de régimen» en Nuestra América, la del Río Bravo a la Patagonia, pasando por el Caribe.

La Kimberly tomó protagonismo haciendo de lazarilla del seudo presidente Juan Guaidó, a quien guió por los vericuetos del fallido golpe de Estado, de la fallida operación «humanitaria» en Cúcuta, de la fallida peregrinación por algunos países genuflexos del sur y otros en busca de «reconocimiento», y en otras malogradas y deslucidas operaciones contra la República Bolivariana de Venezuela.

Los resultados no fueron los apetecidos pero apareció en casi todas las fotos como demostración palpable de que hacía su trabajo y a sabiendas de que cuando el 5 de marzo de 2018, el presidente Trump la presentó como una «adición clave» a su equipo, tenía que cumplir su cometido.

En las redes sociales, la alta funcionaria del Departamento de Estado ha sido expuesta desde lo que ha aportado contra varios países. Así desde Argentina se ha dicho que Kimberly Breier hizo en los últimos años carrera en tanques pensantes de derecha en EE. UU., y trabajó como consultora para mineras como Capstone Mining Corp., Goldcorp Inc., y Royal Gold con intereses en Argentina.

«Está contenta con Macri, claro que sí», señaló un tuit de mayo pasado al que se le agregaba que la Breier había dicho durante su visita a la nación conosureña que era «un placer ver cómo cambió Argentina en estos cuatro años», y se apuntaba críticamente en el comentario de la red social: «Para Trump, el sometimiento argentino a la debacle de la deuda y al tutelaje del FMI, es motivo de celebración. No podemos elogiar su política ni al FMI».

Un artículo de Resumen Latinoamericano daba a conocer interesantes pormenores de su currículo profesional: Obtuvo un título de Bachellor Art en español de Middlebury College, y una maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Georgetown, una institución que se dice es conocida por capacitar a futuros empleados de la Agencia Central de Inteligencia.

De acuerdo con la información disponible en el Departamento de Estado de EE. UU., donde trabajó como miembro del Personal de Planificación de Políticas del Hemisferio Occidental, Breier es «una profesional de inteligencia con más de 20 años de experiencia en política exterior», centrada principalmente en temas latinoamericanos.

Anteriormente, en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dirigió el Programa de las Américas y la Iniciativa de Futuros de EE. UU. y México, un programa que trata temas bilaterales, como la renegociación de acuerdos comerciales, la seguridad fronteriza y la inmigración.

En los tiempos más recientes, la «adición clave» de Trump se ha dedicado a tuitear consuetudinariamente e intenta acuñar una «orden» para Cuba, «empezar a reformar», la que acompaña con una frase #RevoluciónFallida.

Cuba, señora Breier, no hace, ni hará las reformas que usted y sus jefes pretenden. Dentro de la Revolución que avanza, pese a sus agresiones y el bloqueo permanente, cambiamos todo lo que debe ser cambiado, para seguir construyendo un país hecho a nuestra medida: mejor, y de mayor justicia para todos.

 

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