Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Para atajar el águila en Venezuela

Nuestras firmas, que apoyan la razón y la justicia, se insertan en ese concierto mundial de los millones de personas que en todas partes muestran su repudio ante esta agresión imperialista

 

Autor:

Nelson García Santos

Venezuela, tan íntima para los cubanos, anda más prendida que nunca en el alma y corazón de los revolucionarios, mientras el águila del señor imperio revoletea sobre su horizonte presta al zarpazo, cobijado en  pretextos de su inmemorial arsenal embaucador.

La tenemos presente en las palabras, el ánimo y en ese gesto contundente que protagonizan millones de hombres y mujeres de asumir con su firma el respaldo a la Patria de El Libertador Simón Bolívar.

En momentos en que expresan esa condena contra el motín imperial se renueva en la memoria aquella frase martiana de quien dice Venezuela, dice América, en la que expresó la gratitud que sintió hacia ese país, y la conciencia que tenía sobre su liderazgo en el proceso libertario de las naciones de nuestro continente.

Cómo olvidar aquella admiración de Martí por El Libertador, esa entrañable amistad de Chávez y Fidel, cuyo primer encuentro fue el 14 de diciembre de 1994, en La Habana.

Ese día prodigio para el acontecer revolucionario, Chávez expresó que esperamos venir a Cuba en condiciones de extender los brazos, y en condiciones de mutuamente alimentarnos en un proyecto revolucionario latinoamericano. Y así ocurrió.

En la memoria anda lozano aquel encuentro entre ambos, que inició una inquebrantable amistad, basada en profundos principios antimperialistas y convencidos, como nuestro Apóstol, de que «con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar».

Ese cariño que siempre mostró el líder bolivariano por Fidel caló muy hondo en los sentimientos de los cubanos que se regocijaban apreciando sus encuentros, caracterizados por subrayar la historia, las afinidades políticas e ideológicas, sus sueños por hacer de este mundo un lugar próspero e independiente y desnudando los desmanes del imperio yanqui.

Era en realidad una admiración recíproca y Fidel, quien no acostumbraba a regalar elogios, expresó: Nos cabe el honor de haber compartido con el líder bolivariano los mismos ideales de justicia social y de apoyo a los explotados. O aquel, sencillo y colosal, de hemos perdido al mejor amigo.

Entonces con esos antecedentes, también podríamos refrescar otros: lo que está ocurriendo resulta más que estampar una firma. Es la continuidad de una decisión digna, a la que nos convoca la historia, para ratificar que por Venezuela para lo que sea.

A concretar el gesto acuden en cuadro apretado: el estudiante, el obrero, el soldado, el jubilado, en fin, un mosaico numerosísimo de gente. Conocen de memoria que todo lo que huela a Revolución les causa urticaria, pero maligna, a los que pretenden disponer —a veces lo logran— del mundo como si fuera el patio trasero de su casa. 

Nuestras firmas, que apoyan la razón y la justicia, se insertan en ese concierto mundial de los millones de personas que en todas partes tratan de parar al águila imperial.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.