EL ataque coheteril de la aviación israelí contra una base aérea en el centro del territorio sirio, reportado este lunes, incrementó el riesgo de una guerra que involucre a Siria, Líbano e Irán, con graves implicaciones internacionales.
Amparado por el apoyo incondicional de Washington, su principal proveedor de armas y fondos de uso militar, el Gobierno israelí avivó las llamas de una conflagración que se puede tornar incontrolable.
En su acostumbrada táctica de intervenir a su antojo con su aviación —esta vez desde el espacio aéreo libanés— y sin negar o confirmar su intervención, el Estado sionista pretende justificar sus agresivas acciones con el pretexto de la presunta presencia de asesores y armamento iraní en territorio sirio, próximo a sus fronteras.
Con anterioridad, militares israelíes alegaron que Damasco autorizó a efectivos de la Guardia Revolucionaria Iraní (que prestan apoyo en la guerra contra el terrorismo) a operar en la base T-4, atacada esta madrugada, en la provincia de Homs.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lleva meses amenazando a Irán, demandando a Washington que rompa el acuerdo nuclear firmado por Teherán con el Grupo 5+1 (Rusia, China, Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania) y para ello genera actos que van tensando el ambiente regional.
En una reacción inmediata, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que el ataque lanzado este lunes por Israel representa «una situación muy peligrosa».
Lavrov agregó que espera que los militares de Estados Unidos y otros países que intervienen en Siria sin su consentimiento —con el pretexto de combatir el terrorismo— se percaten de la gravedad de la situación, según reportó Hispantv.
Previamente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia alertó antes las graves consecuencias que podría tener una acción militar emprendida sobre una base de «excusas inventadas y fabricadas», en alusión a un supuesto ataque sirio con armas químicas en Duma, que —dijo— se comprobó es una falsedad.
Por su parte, en una carta enviada al Consejo de Seguridad de la ONU, el Gobierno sirio denunció la agresión israelí como un acto de terrorismo de Estado y de apoyo a los grupos terroristas.
Agregó que la provocación israelí parece ser una respuesta «a los logros del Ejército sirio en expulsar a los grupos terroristas armados de las zonas ubicadas cerca de Damasco», que en los últimos tres meses lanzaron más de 3 000 cohetes contra barrios capitalinos y causaron 155 muertos y 856 heridos.
En contrapartida, la Casa Blanca dejó saber que el presidente Donald Trump anunció que se reuniría este lunes con asesores militares para examinar la situación en Siria, después de acusar a Damasco del supuesto uso de armas químicas, sin prueba alguna o investigación independiente, lo que despierta temores de un mayor agravamiento de la crisis.