Si una certeza me acompaña en estos días es que el pensamiento de Fidel y el Che se alza encumbrado en cada delegado e invitado al 19no. Festival Mundial; se alza en cada voz que denuncia, reflexiona, comenta o discute sobre el mundo mejor, más justo, igualitario y progresista que necesitamos edificar de una vez y por todas.
El amplio programa de debate desarrollado, como parte de esta cita —que comprendió la realización de conferencias, talleres, presentaciones de libros, foros de solidaridad, intercambio entre organizaciones juveniles y estudiantiles—, además de brindar una exhaustiva preparación e información a los delegados y formarlos integralmente, demuestra que el festival sigue siendo una oportunidad para madurar, crecer y encontrarse con nuestro tiempo.
Lo escuchado en cada encuentro evidencia el grado de conciencia que alcanza la juventud progresista del mundo. Así se demostró, por ejemplo, en el Tribunal Antimperialista, que fue un grito unánime y contundente para exigir el cese a las amenazas, violaciones y agresiones de las administraciones norteamericanas en su afán de recolonizar nuestros pueblos a través de patrañas de todo tipo y la más cruel violación de los derechos humanos.
En días como estos se piensa en no pocas interrogantes: ¿Hasta cuándo las demandas por una educación pública, gratuita y de calidad? ¿Por qué no vivir en sociedades que respalden los derechos civiles de nuestros jóvenes? ¿Por qué los gobiernos no velan por el desarrollo y bienestar de las nuevas generaciones?
Se piensa en ellas, pero también se tiene respuesta: solo desde la paz, la amistad y la solidaridad antimperialista, podremos hacer frente a ese camino.
Para nadie es un secreto que el movimiento de los festivales ha molestado invariablemente —y molesta— a la ultraderecha, a las fuerzas más reaccionarias, las que no quieren la paz porque viven de la guerra, y ante esas realidades tenemos que mantenerlo.
Como dijera Fidel en 1978, cuando por vez primera el evento saltó las fronteras de Europa y llegó a una nación de América: a Cuba, «jamás se borrarán de nuestras mentes las imágenes de estos inolvidables días junto a ustedes. Nos sentimos estimulados a ser mejores para estar a la altura de la juventud y el mundo que hemos conocido en estos días».