Población se vuelca a Palacio de Gobierno para pedir justicia y dar último adiós a viceministro Rodolfo Illanes. Autor: ABI Publicado: 21/09/2017 | 06:37 pm
¿Fue obra de un piquete «fuera de control» el brutal crimen, o un asesinato premeditado? Las aclaraciones que podrían faltar en torno al suceso que acabó con la vida del viceministro boliviano de Régimen Interior, Rodolfo Illanes, es posible que a estas horas ya se conozcan.
Según trascendió, existían videos donde se muestra a los malhechores que lo secuestraron y virtualmente lo lincharon a puro golpe, y uno de los escoltas que sobrevivió al asalto seguro brindará más elementos. El dictamen preliminar de la autopsia ordenada por la Fiscalía ya era bastante concluyente la víspera, para dar cuenta de la ferocidad del hecho: las causas principales del deceso fueron un derrame cerebral y otro torácico como resultado de lesiones ostensibles en la cabeza y otras partes del cuerpo; estaban fracturadas varias costillas…
Sin embargo, no serán propiamente las circunstancias de la repudiable muerte las que develen el peligro que este suceso alerta, sino las lecturas en torno al enrarecido escenario en que esta tuvo lugar.
Aparecen en ese contexto las protestas, supuestamente, de los «cooperativistas mineros», a las que el viceministro Illanes había sido enviado a mediar haciendo uso del diálogo, que ha constituido la única arma esgrimida por el presidente Evo Morales desde su llegada al Gobierno.
Y digo «supuestamente» porque ha habido mucho de manipulación en las actitudes del sector. Aunque todos hablen ahora de los «cooperativistas mineros» como los artífices, ni han sido todos ellos quienes han llevado la voz cantante en los acontecimientos, ni los únicos que han llamado a la movilización que desde hace varios días mantenía bloqueados caminos en Oruro, Cochabamba y Potosí, confundidos seguro muchos de los protagonistas por quienes les condujeron.
Claro que no le falta razón a Evo cuando denuncia que se trata de una conspiración política.
Para entender por qué Morales habla de dirigentes cooperativistas que hacen el juego a la derecha, y de empresarios mineros que se hacen pasar por representantes del sector en sintonía con la oposición, hay que conocer cuáles son las demandas que han desembocado en este repugnante e inexplicable asesinato: por un lado, la posibilidad de firmar contratos de asociación que les permitieran ¡entregar yacimientos mineros a empresas transnacionales! y, por el otro, la exención de impuestos para importar maquinarias y equipos, injustificadas subvenciones estatales y la eliminación de obligaciones encaminadas a proteger el medio ambiente.
Como se puede apreciar, se trata de un pliego que no solo va contra el derrotero de una nación que ha logrado retornar al crecimiento económico de la mano de Evo gracias, precisamente, a la nacionalización de esos recursos naturales que ahora se pretendería entregar otra vez al poder económico foráneo. Además, estamos ante medidas que en nada beneficiarían al cooperativista común, y solo tienen que ver con el enriquecimiento del empresariado.
Empero, debilitar de esa manera el proyecto socioeconómico del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) no sería el único beneficio para la oposición derechista, si se accediera a tales peticiones.
Presentar a los movimientos sociales bolivianos como enemigos del proceso de cambios —y vuelvo a decir supuestamente—, constituye, de facto, una ganancia política para la derecha continental que sigue pugnando por revertir, país a país, lo alcanzado por la región en materia de soberanía, desarrollo y unidad en los últimos tiempos.
Y si de esa manera se enemistara a los de abajo, de veras, con un proyecto que es a ellos a quienes más beneficia, se lograría restarle a Evo la base social que sostiene políticamente el modelo. Se seguiría así también el juego a los planes que, según denunciaron hace algunos meses diputados del MAS, se habrían preparado por tanques pensantes de Estados Unidos para injerir en la política interna de Bolivia. Se trata de un quehacer sucio que quizá pudiera aclarar cómo se han fraguado inexplicables votaciones recientes a favor de la derecha en América Latina.
Son tales los peligros que se agazapan tras la salvaje muerte de Rodolfo Illanes.