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Diálogos para crecer

Basados en la complementariedad, los diferentes mecanismos de integración aprovechan sus fortalezas individuales para el bien común

Autor:

Nyliam Vázquez García

La esencia misma de Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América–Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA– TCP) supone no solo la unidad y soberanía de los pueblos que la integran, sino el diálogo abierto y constructivo con los países latinoamericanos más allá de sus posiciones políticas. Por suerte para el continente soñado por los libertadores, la integración en estos tiempos no es cuestión de alternativa, sino de supervivencia.

Si el panorama político y económico de la región ha sufrido algún cambio trascendente, ha sido que cada vez menos se habla de países de manera individual, y más de los mecanismos de que son parte. El Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) o el de más amplia representación, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) otorgan fuerza y coherencia a la voz de los pueblos y se erigen como prueba de independencia. La necesidad de complementariedad y el aprovechamiento de las sinergias del diálogo común impulsan metas largamente acariciadas.

No es casualidad que entre los mecanismos de integración exista un trabajo conjunto con vistas a fortalecer la unidad. Tampoco los resultados logrados en ese sentido y los planes de futuro. No solo se trabaja en el intercambio al más alto nivel, sino que se buscan opciones que a nivel económico puedan fortalecer alianzas y posiciones.

En abril de este 2014, justo en el año que el ALBA cumple su primera década de existencia, trascendió el avance de la concertación para un Mercado Común que incluya a la mayoría de los países del continente a través de los distintos esquemas. En el primer encuentro de ministros de Economía, Comercio e Industrias de la Celac, celebrado en Costa Rica, el ministro de Comercio venezolano, Dante Rivas dio a conocer los avances en ese sentido.

«Vamos a desarrollar un mercado Alba-Mercosur-Celac-Petrocaribe-Unasur potente y con grandes desafíos positivos. Ajustamos mecanismos para consolidar las relaciones comerciales, fortaleciéndonos, llevando a la práctica aquella visión continental de Simón Bolívar», escribió.

Más recientemente, en junio, fue aprobada la creación de una Zona Económica Complementaria entre el ALBA-TCP, Mercosur, Petrocaribe y Caricom en la que las partes pretenden dinamizar las relaciones políticas y económicas.

Según un informe publicado por los diez años del ALBA-TCP: «La creación de esta Zona Económica Complementaria brindará nuevas oportunidades para el desarrollo económico y comercial, a través de la ejecución de planes y proyectos conjuntos, en las áreas de energía, turismo, agroindustria, transporte y comunicaciones, entre otros. De igual forma, abrirá un nuevo espacio de participación y articulación más amplia para los movimientos sociales de la región y facilitará una nueva dinámica de intercambio cultural entre los pueblos de Nuestra América».

Sin embargo, lo que más peso tiene a largo plazo es el modo en que la concertación de las partes gana en dinamismo y avanza en temas que nos colocan en mejores condiciones para enfrentar a las transnacionales y potencias que insisten en tratar a América Latina como si aún fuera su patio trasero.

El propio documento del Alba adelanta cuál es la aspiración máxima en este sentido y hacia dónde irían los pasos futuros, incluso deja claro la apertura al diálogo con cualquier otro esquema que hasta ahora no se haya incluido.

«La completa sinergia entre el ALBA-TCP, Petrocaribe, Mercosur, y Caricom, e incluso otros mecanismos de la región, como la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO), el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), la Asociación de Estados del Caribe (AEC), y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), allanará el camino para la conformación de un solo bloque político y económico más amplio y fuerte, que permitirá consolidar la integración de Nuestra América en torno a la más reciente creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)».

Pero no solo se trata de diálogo entre homólogos o esquemas similares, la Alianza, por su énfasis en la dimensión social tiene como importante interlocutor a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas, fundada para contribuir al desarrollo económico de América Latina y el Caribe.

La directora ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, ha dicho que los organismos multilaterales como la Alba-TCP son «indispensables en el actual contexto internacional, en el cual se construye la nueva geografía de la economía mundial, con el crecimiento de Asia y las relaciones Sur-Sur».

Con la mira puesta siempre en propiciar la complementariedad y cooperación entre los mecanismos regionales y subregionales de integración, el Alba-TCP continúa fortaleciendo su capacidad de acción y sus mecanismos internos de cara al futuro para continuar siendo un dinamizador en el contexto latinoamericano actual.

De cara al futuro

El ALBA-TCP no solo trabaja en función de afianzar los logros de cara a los países miembros, sino que aquellas iniciativas exitosas se proponen para que puedan extenderse en el marco de la Celac, el mecanismo más abarcador a nivel regional.

En ese sentido, en la Primera Reunión de Mecanismos Regionales y Subregionales de Integración en materia social de la Celac, celebrada en junio último en Caracas, el Alba-TCP llevó dos propuestas con el objetivo de iniciar el proyecto para lograr «una agenda coordinada de trabajo que involucre a los mecanismos de integración subregional y regional de América Latina y el Caribe, sume capacidades, esfuerzos, experiencias y en especial que evite duplicidades en la formulación de una política dirigida a satisfacer las crecientes demandas sociales de nuestros pueblos».

La primera usa como referencia los aportes al Programa latinoamericano y caribeño de alfabetización y post alfabetización a través de la metodología de enseñanza «Yo sí puedo» y «Yo sí puedo seguir» que ofrece la Alianza a los Estados miembros de la Celac, y el segundo Proyecto de atención integral oftalmológica en países de la región, siguiendo la metodología de la Misión Milagro internacional.

Ahora los países trabajan en la elaboración de una agenda estratégica de manera que se priorice el tema social, lo que identifica al ALBA-TCP de otros esquemas y donde la experiencia de los países que conforman este bloque resulta valiosísima.

A esta altura, de lo que se trata es de conseguir a nivel continental mecanismos efectivos que nos hagan más fuertes frente a los retos del presente y futuro. El ALBA-TCP ha demostrado ser una fuerza real y efectiva; junto a otros esquemas, los objetivos estarán más cerca y las próximas generaciones de latinoamericanos y caribeños lo agradecerán.

«Nuestros pueblos son, en definitiva, un solo pueblo en toda la extensión de la Patria Grande». Chávez

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