Chávez respondió preguntas, vía telefónica, de periodistas en conferencia de prensa del PSUV. Autor: AVN Publicado: 21/09/2017 | 05:20 pm
CARACAS.— Varias industrias petroquímicas y otras manufacturas serán inauguradas en los próximos meses en Venezuela, como parte del plan estratégico de la Revolución Bolivariana por superar el modelo rentista petrolero y convertirse, además de en uno de los grandes abastecedores mundiales de hidrocarburos y sus derivados, en potencia industrial y agrícola.
El presidente Hugo Chávez lo anunció la víspera mediante contacto telefónico en el transcurso de las habituales ruedas de prensa que ofrece todos los lunes el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en su sede oficial, una pequeña casa en la zona de Maripérez, aquí en Caracas.
Por más de una hora, el mandatario respondió preguntas de periodistas nacionales y extranjeros, y dialogó con el vicepresidente primero del PSUV, Diosdado Cabello —también jefe del Parlamento local—, y Blanca Eekhout, miembro de la directiva del Partido y vicepresidenta del legislativo.
Según se anunció a inicios de año, para este verano el Gobierno chavista tiene el propósito de inaugurar unas 40 industrias en diversos sectores.
Son en su mayoría inversiones de cientos de millones de dólares que tienen como partners a algunos de sus principales aliados, como China, Irán, Rusia, Belarús, Vietnam... en un claro desafío a la potencia hegemónica y un evidente compromiso con la multipolaridad global.
El mandatario también revisó los resultados económicos de varias entidades nacionalizadas y otras nuevas que forman parte del conglomerado empresarial socialista, poniendo énfasis en los buenos dividendos que está arrojando, y, por tanto, en el acierto de su Revolución al devolverlas al país.
Apartándose de los resortes más socorridos que hoy mueven la dura campaña para los comicios presidenciales de octubre, el presidente Chávez parece decidido a proyectar la Revolución Bolivariana en sus más firmes postulados y su más sólida proyección a cercano, mediano y largo plazos.
A su decir, un proyecto de independencia y soberanía nacional; un rescate de la reciedumbre patriótica, solidaria e internacionalista del pueblo que lo dio todo por la primera independencia de América Latina; y un proceso antimperialista, que ha ido asumiéndose desde una práctica socialista propia.
Calificada por él como la última gran revolución del siglo XX, y la primera del XXI, además de los pilares éticos, políticos e ideológicos de la Revolución Bolivariana —los cuales se empeña en profundizar y visibilizar—, se le ve decidido a abrirle los ojos a sus partidarios, al país y el mundo sobre la verdadera naturaleza del proceso que encabeza.
Sin dudas se trata de un proceso que tiene todas las posibilidades de convertirse en paradigma político, económico, social y cultural.
Es un proyecto plural y singular. Irrepetible por sus condiciones históricas, sociales y naturales, pero emblemático en su concepción y replicable desde las diferencias.
Es esa su mayor fortaleza. (Y también ahí radica el peligro: la Revolución Bolivariana puede cambiar el «eje» político de la Tierra. Los poderes hegemónicos lo saben. Harán todo lo dable e intentarán hasta lo imposible, para destruirla).