KABUL, febrero 13.— Una comisión investigadora afgana denunció hoy que 11 niños murieron entre las 17 personas ultimadas durante dos ataques aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en las provincias orientales de Kunar y Kapisa.
Según la fuente, patrocinada por el presidente Hamid Karzai, nueve civiles, entre ellos una mujer y tres niños, de la misma familia perdieron la vida en la provincia de Kunar, y otros ocho niños en la de Kapisa.
Con anterioridad, el portavoz provincial Mohammad Zahir Safi, informó que el bombardeo de la OTAN en la zona de Gayawad, de la provincia de Kapisa, acabó con las vidas de ocho niños con edades comprendidas entre 6 y 14 años.
Por su parte, la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), responsable de la matanza, indicó que recurrió a los bombardeos durante las dos operaciones del 17 de enero y el 8 de febrero.
La agencia afgana de noticias Khaama Press informo que los aviones dispararon misiles y utilizaron fuego de ametralladoras contra el distrito de Nejrab, donde varios habitantes murieron mientras alimentaban a sus animales en la región montañosa de Giawa.
De acuerdo con la comisión investigadora, los bombardeos se realizaron pese a la oposición del jefe de seguridad del distrito quien certificó la inactividad de los insurgentes en esa zona.
Las víctimas civiles en operaciones de las tropas de la ISAF, bajo comando de la OTAN y Estados Unidos son uno de los principales puntos de fricción con el gobierno afgano, que las califica de inaceptables.
Un informe de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Afganistán (UNAMA), mostró que en total tres mil 21 civiles perecieron en el 2011, ocho por ciento más que en 2010.
Esa cifra representó también un aumentó por quinto año consecutivo, récord desde la invasión del territorio por Estados Unidos y Reino Unido en octubre del 2001.
Además, se registró el incremento del número de muertos como resultado de las acciones de las tropas de Estados Unidos y la ISAF y que los ataques aéreos constituyen la táctica más mortífera.
El jefe de la UNAMA, Jan Kubics, y el alto comisionado para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, expresaron su gran preocupación con motivo del incrementó consecutivo del número de las víctimas entre los civiles.