21
MOSCÚ, enero 12.— Rusia alertó este jueves que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y países árabes del Golfo Pérsico preparan una intervención militar directa contra Siria, a la usanza del esquema aplicado para agredir Libia, que vendrá desde la vecina Turquía.
«Esta vez las principales fuerzas de ataque no serán provistas por Francia, Gran Bretaña e Italia, sino probablemente por la vecina Turquía, que compite con Irán y tiene enormes ambiciones», dijo el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev Patrushev.
Incluso, apuntó que «es posible que Washington y Ankara están ya definiendo varias opciones de zonas de exclusión de vuelo, donde ejércitos armados de rebeldes sirios podrían ser entrenados y concentrados».
Patrushev sostuvo que Occidente desea castigar al Gobierno de Damasco «no tanto por la represión a la oposición sino por su renuencia a interrumpir su alianza con Irán», reportó ANSA.
Respecto a Teherán, el ex jefe del Servicio Federal de Seguridad consideró que Washington desea alinear a la nación persa y lograr allí un cambio de Gobierno de acuerdo con sus intereses, y para ello empleará cualquier método, desde un bloqueo económico hasta un apoyo sustancial a la oposición para intentar una «revolución de colores», al estilo de las ocurridas en el espacio postsoviético, reportó PL
Al mismo tiempo, existe la posibilidad de una escalada bélica en la zona del Golfo Pérsico, a lo que empuja en todo momento Israel, opina.
Sobre la supuesta amenaza nuclear de Irán de la cual hablan, desde hace años Washington y Europa occidental, ninguno de ellos es capaz de explicar o demostrar en qué se basa ese convencimiento, apunta.
Comentó además que la presencia del elemento militar en el programa atómico de Teherán nunca ha sido demostrada, pero ello de ninguna forma impidió al jefe del Pentágono, León Panetta, declarar que de todas forma se asestará un golpe bélico contra la nación persa.
Además, afirman de manera unánime que la creación a lo largo de la frontera con Rusia de un sistema de defensa antimisil de Estados Unidos forma parte de las contramedidas para enfrentar lo que llaman «creciente amenaza iraní».
