MADRID, octubre 30.— Miles de personas se congregaron hoy en la madrileña Puerta de Alcalá para rendir un último tributo al extinto dirigente sindical Marcelino Camacho, referente en la lucha política y social de la izquierda española.
Figura indiscutible de la transición y defensor de las libertades y de los derechos de los trabajadores, Camacho falleció la víspera a los 92 años de edad en una clínica de esta capital aquejado de una grave enfermedad.
Amigos, políticos, intelectuales y familiares arroparon los restos mortales del histórico sindicalista en el mismo sitio que sirvió de escenario para muchos de sus mítines en los actos conmemorativos del Primero de Mayo y reivindicaciones sociales.
El fundador de Comisiones Obreras (CC.OO.) y militante del Partido Comunista de España (PCE) fue despedido por la multitud con el himno de La Internacional y coreado a ritmo de Marcelino vive, la lucha sigue.
Hemos venido a despedir a uno de los verdaderos padres de la democracia que hoy disfrutamos, señaló en su intervención la escritora Almudena Grandes.
Haciendo gala de una proverbial entereza, Josefina Samper, esposa del dirigente obrero y comunista, estuvo presente durante todo el acto y dirigió unas breves palabras a los presentes en el multitudinario homenaje.
Así relató una de las últimas visitas que recibió Marcelino antes de morir, una vecina con la que estuvo hablando de lo mismo de siempre y a quien manifestó con un hilo de voz: si uno se cae se levanta inmediatamente y sigue adelante.
Previamente, su hijo, Marcel Camacho, repasó la vida de su padre, su paso por la prisión y campos de trabajo. La lucha de Marcelino no hubiera sido posible sin otra lucha a su lado, aseguró Marcel, en obvia alusión a la figura de su madre.
Hay que seguir la lucha porque no hemos alcanzado los objetivos y eso significa no doblegarse ante el capital, no dejarse domesticar por los poderosos, alertó por el secretario general del PCE, José Luis Centella.
En su alocución en la Puerta de Alcalá, Centella definió a Camacho como un sindicalista sin dobleces y un comunista de una sola pieza. Mientras, el actual secretario general de CC.OO., Ignacio Fernández, exaltó la trayectoria insuperable del histórico sindicalista. Comisiones Obreras es tu gran legado a la sociedad española democrática, subrayó Fernández.
Ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar, fue su lema famoso, el mismo que hoy sirvió para engalanar la tribuna donde los españoles le dieron su último adiós.