Tras su detención, Chávez Abarca (al centro) fue trasladado a Cuba, donde tiene un expediente de accionar terrorista, como lo recordó el Presidente de Venezuela al momento de su captura. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 04:59 pm
CARACAS.— Igual modus operandi, atentados en lugares públicos para crear terror, caos, desestabilización. Ya cayó en el jamo otro terrorista, compinche en Venezuela del salvadoreño Francisco Chávez Abarca, y por carácter transitivo del criminal mayor, Luis Posada Carriles.
Se trata de Alejandro Peña Esclusa, político de la ultraderecha por cuyo cordón umbilical se llega hasta la llamada Mesa de la Unidad, el mostrador de la oposición contrarrevolucionaria dispuesta a todo para sacar a los bolivarianos de la Asamblea Nacional en las elecciones del 26 de septiembre, pero dispuestos —evidentemente— a cualquier método para implantar la zozobra. Parodiando la frase de la amistad —veámoslo así—, los secuaces del mío, son mis secuaces.
El velo de la conspiración comienza a descorrerse. Alejandro Peña Esclusa, ingeniero por estudios y un personaje oscuro de los sectores fascistas y de cuanta conjura tenga lugar contra el Gobierno bolivariano, fue detenido el lunes 12 de julio, luego que fuera allanada su residencia, donde se encontraron un kilogramo de explosivo C4 —los preferidos en el arsenal de atentados de la CIA— y cien detonadores para la fabricación de bombas.
Y si cantó en Venezuela Chávez Abarca, el Esclusa también habló.
Por eso puede decirse que en la malla del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) caben más de dos peces gordos…
Tareck El Aissami, ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, dijo que se había incautado «presunto material explosivo, documentos de interés que están siendo investigados, dispositivos detonantes electrónicos y de calor, documentos con información de los planes de desestabilización y terroristas que pretendían cometer en los próximos días».
Posteriormente, el diputado Juan José Mendoza, presidente de la Comisión de Defensa de la Asamblea Nacional, dio a conocer otros pormenores sacados a la luz por las investigaciones, que demostraban las criminales proyecciones del encartado. En principio planificaba atentados en cuatro lugares céntricos y populares de Caracas.
«El plan macabro —reveló el legislador— era causar la muerte de varios jóvenes para luego hacer una vigilia y culpar al Gobierno bolivariano del presidente de la República, Hugo Chávez, y afectar la intención de voto de cara a las parlamentarias de septiembre próximo».
Uno de los atentados debía ser perpetrado en la Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, al este de Caracas, nada menos que durante la transmisión pública de la final del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010.
Tal y como hubiera sucedido en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, cuando Posada Carriles y tres de su banda planificaron atentar contra el Comandante en Jefe Fidel Castro en un acto de solidaridad con la Revolución Cubana durante la Cumbre Iberoamericana, en la plaza caraqueña hubieran muerto centenares, porque fueron miles los que la colmaron en el partido que hizo a España campeón.
Mentes tan depravadas no paran mientes para conseguir sus propósitos y hasta la diputada opositora Pastora Medina figuraba entre las víctimas de los atentados terroristas. No olvidemos que en sus declaraciones, Chávez Abarca dijo que formaba parte de sus planes atentar contra un partido para echar a pelear a las fuerzas políticas venezolanas.
Algunos antecedentes del terrorista
Televisión Venezolana ha pasado un video, que puede verse en el sitio web de ese canal estatal, donde aparece Alejandro Peña Esclusa en compañía de otro político de la ultraderecha, Leopoldo López, durante un foro realizado en una iglesia católica de Los Samanes, al sudeste de Caracas, cuando llamaban en aquella oportunidad a desconocer el referendo del año 2007 y convocaban, de hecho, a formar focos de violencia.
¿Acaso es esta la primera pisada criminal y terrorista de Peña Esclusa? Resueltamente no. Veamos algunas de ellas.
La trayectoria de este individuo se remonta a noviembre de 1984, cuando el Papa Juan Pablo II hizo una visita pastoral a Venezuela y se descubrió entonces un plan para asesinar al Sumo Pontífice, por parte de la secta Tradición, Familia y Propiedad.
Entonces se allanó una residencia en el este de Caracas donde se realizaba un rito religioso en el que oficiaba como maestro de ceremonias Alejandro Peña Esclusa.
En el año 2002, el terrorista Alejandro Peña Esclusa puso su firma en el decreto del dictador Pedro Carmona Estanga, la cabeza más visible del golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez del 11 de abril.
El contacto de Chávez Abarca en Venezuela también tiene ligazón con sectores de la derecha salvadoreña. Así lo ha denunciado el FMLN al revelar que Peña Esclusa, durante las elecciones del 2009, promovió mediante la organización Fuerza Solidaria una agresiva campaña sucia, «una labor muy oscura», contra el entonces candidato presidencial Mauricio Funes.
Otro dato vincula además al «Panzón» Chávez Abarca y a su jefe Posada Carriles con los representantes de Miami Ileana Ros, Lincoln y Mario Díaz Balart. En abril de 2008, los legisladores de la mafia anticubana de Miami se reunieron en Los Ángeles con Antonio Saca, entonces presidente de El Salvador, y le propusieron utilizar a un amigo personal de Posada Carriles para que entrara en operaciones con el fin de evitar que Mauricio Funes ganara la presidencia. Ese amigo era Chávez Abarca.
Por cierto, es bueno recordar que cuando Funes tomó posesión, el presidente Hugo Chávez no asistió a las ceremonias porque los organismos de inteligencia habían detectado que se planificaba un atentado contra el mandatario venezolano. Al dar a conocer la declinación, el canciller venezolano Nicolás Maduro dijo: «Gracias a fuentes de inteligencia sobre grupos de ultraderecha internacional se pudo captar que había un alto riesgo y se tomó la decisión correcta de suspender la visita del presidente Chávez».
Según las informaciones, precisamente el grupo de Chávez Abarca estaba en busca de un misil SAM7 para usarlo contra el avión presidencial venezolano.
En este desenredo de la confabulación criminal, otro de los hilos conduce a Honduras, donde el miércoles pasado, organizaciones que se dicen cristianas y que fueron activas participantes en el golpe de Estado contra el presidente José Manuel Zelaya, organizaron en Tegucigalpa un acto en apoyo a Alejandro Peña Esclusa. Simplemente, con este soporte desvergonzado a un terrorista están pagando servicios prestados.
Cuando ocurrió el golpe, la dictadura de Roberto Micheletti recibió el espaldarazo de UnoAmérica (Unión de Organizaciones Democráticas de América) presidida por Peña Esclusa, así que en noviembre pasado el golpista condecoró al ultraderechista con la Orden José Cecilio del Valle, en el grado de Comendador, un reconocimiento que recibió junto con otra buena perla del terrorismo y de la simulación hecho persona, Armando Valladares.
Peña Esclusa ha tenido incluso muy buenas relaciones con partidos de derecha y fascistoides como Alleanza Nazionale de Italia y Podemos de Bolivia.
Se trata, sin lugar a dudas, de una conjura desestabilizadora a nivel de la América Nuestra, y los hilos se manejan desde la CIA y Washington, pasan por el bailoteo de la mafia anticubana miamense, se expanden por Centroamérica, llegan a Venezuela y siguen camino hacia otras latitudes sureñas.
¿Qué saben los venezolanos y el mundo?
Mientras tanto, la ultraderecha venezolana, la prensa oligarca que actúa como partido político, los sectores del poder económico que ven desvanecerse sus privilegios, la alta jerarquía eclesiástica que bendijo el golpe de Estado de abril de 2002, son partícipes de la maquinación o conviven con ella.
Los lectores o televidentes de El Universal, El Nacional, TalCual, o Globovisión —por citar lo más conspicuo de la «prensa libre y democrática»— nada sabrán de esta conjura. Han silenciado la detención de Chávez Abarca, sus declaraciones de admisión de culpabilidad, su expediente de alta peligrosidad en Interpol, la deportación del terrorista, y han salido en defensa a ultranza de Peña Esclusa.
El diablo los junta y los revuelca en el mismo estercolero y todavía hay mucho animal-terrorista por presentar ante la justicia.