La Casa Blanca se negó a comentar revelaciones sobre supuestas manipulaciones políticas del presidente Barack Obama, respecto a la vacante dejada en el Senado en representación del estado de Illinois, destaca Prensa Latina.
El secretario de prensa Robert Gibbs minimizó testimonios difundidos en el juicio del ex gobernador Milorad Blagojevich que directamente vinculan al entonces congresista Obama con manejos alrededor del escaño federal.
De acuerdo con el líder sindicalista de Chicago, Tom Balanoff, el ahora presidente de la nación lo llamó en noviembre de 2008 y recomendó a la consejera de relaciones públicas Valerie Jarrett para el puesto parlamentario.
En esos meses Jarrett trabajaba en una oficina bajo las órdenes de Balanoff, y éste último expresó al mandatario su inconformidad respecto a la sugerencia, comentó la cadena noticiosa ABC News.
La Oficina Oval, a través de Gibbs, no comentó el asunto, que cobró notoriedad porque justamente Blagojevich fue acusado de intentar subastar el cargo de senador dejado por Obama tras su partida a Washington.
El ex gobernador de Illinois, de 53 años, fue apresado el año pasado junto a su hermano Rob, y los también asesores John Harris, Alonzo Monk, William Cellini y Christopher Kelly, todos presuntos cómplices del principal inculpado.
La Corte Suprema de Justicia precisó que la imputación más importante al demócrata es tratar de vender el puesto dejado en el Senado cuando Obama llegó a la Casa Blanca como Ejecutivo.
En los últimos seis meses, fiscales sumaron nuevos cargos judiciales por conducta deshonesta, violaciones al reglamento de servicio público, presunta evasión del fisco y actos de ilegalidad constitucional.
La procuraduría de Illinois acusó al entonces gobernador y a su jefe de gabinete Harris de conspirar para obtener beneficios personales a cambio de nombrar al sustituto de Obama en la cámara alta de Washington.
Según testigos, Blagojevich aceptó sobornos e incluso amenazó al diario Chicago Tribune para que éste lo apoyara en sus fechorías.
El expediente de cargos fue armado principalmente con grabaciones de audio realizadas por un agente encubierto del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y autorizadas por un juez federal.