Grecia pidió este martes acceder con rapidez a un paquete de ayuda internacional de 45.000 millones de euros ante la asfixiante presión del mercado, agravada por la rebaja al llamado «bono basura» de la deuda estatal por la agencia Standard Poor's.
Acosado por un mercado azuzado por las dudas de la eurozona para ayudar a uno de sus socios, la prima de riesgo del bono griego a diez años se disparó hoy hasta los 718 puntos básicos y superó unos prohibitivos tipos de interés del 10%.
Los bonos a dos años subieron incluso más, y ofrecen un interés del 15,5%, en un indicio de que los mercados no creen que Atenas pueda hacer frente a sus obligaciones a corto plazo.
«Existe una fecha crucial -subrayó hoy el ministro de Finanzas, Yorgos Papaconstantínu- que es el 19 de mayo, cuando vence un bono de diez años del Estado griego de 9.000 millones de euros».
«Hacia el 19 de mayo, todas las gestiones deben de haber concluido debido a la debilidad de Grecia para acceder a los mercados internacionales», reconoció hoy el responsable de Finanzas.
La Bolsa griega, y especialmente el sector bancario, recibió este martes un duro castigo con una caída del 6%, la mayor desde octubre, debido a su exposición a la crisis por atesorar títulos de deuda.
Poco después del cierre del parqué ateniense, la agencia Standard Poor's rebajó la calificación de la deuda griega al nivel del denominado «bono basura» debido a las dudas sobre los planes de consolidación fiscal que pretende aplicar el Ejecutivo.
«Las opciones del Gobierno se están reduciendo debido al debilitamiento de las perspectivas de crecimiento económico de Grecia», señaló Standard Poor's, poco después de que el Banco Central griego pronosticara una contracción este año de su economía del 2%.
«La dinámica de esta crisis de confianza ha planteado dudas, tanto sobre la capacidad administrativa del Gobierno para aplicar las reformas rápidamente, como de su voluntad política de abrazar un programa plurianual de austeridad fiscal», aseguró la agencia.
Precisamente, el Gobierno griego negocia desde hace una semana con la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo medidas adicionales de ahorro para 2011 y 2012, una condición indispensable para acceder al paquete de rescate.
Las ayudas puestas a disposición por el eurogrupo de 30.000 millones de euros se sumarían a los 15.000 millones de euros del FMI, que velaría el cumplimiento de los planes de ajuste.
Alemania, el principal contribuyente de las ayudas de la eurozona con 8.400 millones, ha exigido un programa de ajuste fiscal detallado para permitir acceder al dinero.
Ante la delicada situación económica y la presión sobre el Gobierno para seguir recortando los gastos sociales, los sindicatos mayoritarios han vuelto a convocar una nueva huelga general el próximo 5 de mayo.
La Confederación de Trabajadores de Grecia (GSEE), la Unión de Empleados Civiles (ADEDY) y el Frente de Trabajadores afiliados al partido comunista (PAME), que representan a dos millones de trabajadores, han convocado a un paro masivo contra los severos planes de ajuste previstos.
Ante los recortes de salarios y la congelación de las pensiones, el PAME declaró que deben pagar la crisis quienes la causaron, con el lema: «ningún sacrificio nuestro, que paguen los ricos».
Por su parte, el primer ministro socialdemócrata, Yorgos Papandréu, reconoció que Grecia no se liberará del control financiero exterior hasta que no logre «poner orden» y acabar con la corrupción y la evasión fiscal.
«Atravesamos juntos los momentos más difíciles de los últimos años, en circunstancias nunca vistas no sólo para Grecia, sino para Europa y la economía mundial», dijo Papandréu ante su grupo parlamentario, que cuenta con 160 del total de 300 escaños de la Cámara griega.
El primer ministro afirmó que el objetivo de su Gobierno es «liberar a Grecia de la supervisión de los que asumen decisiones con nosotros», pero advirtió también de la oleada de protestas de los sindicatos.