A Brasil, Rusia, India y China se les atribuye un papel relevante en la evolución económica mundial actual y en los próximos 50 años. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:56 pm
Desde que Jim O’Neill, funcionario del banco de inversiones Goldman Sachs, introdujo la sigla BRIC en 2003, mucho se ha especulado acerca de su papel en la economía internacional.
Conformada por la letra inicial de Brasil, Rusia, India y China, con esa denominación quiso significarse a un grupo de países a los cuales se atribuía un papel relevante en la evolución económica mundial actual y en los próximos 50 años.
La base para esa perspectiva venía dada por un conjunto de factores, entre los que se destacan el agrupar al 40 por ciento de la población mundial; cubrir el 25 por ciento de la superficie que ocupan los diferentes países en el mundo; poseer importantes reservas de combustible (Rusia), minerales (Rusia, China y Brasil) y ser todos grandes productores de alimentos; salvo Brasil, presentar ritmos de crecimiento muy elevados en los últimos diez años; y concentrar el 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, así como más del 12 por ciento de las exportaciones.
Tomando en cuenta estos factores, así como la posibilidad de un movimiento concebido con una elevada autonomía en la economía mundial, que se inscribe en la discutible tesis del posible desacople de la coyuntura capitalista, se elaboró una proyección hasta el 2050 en la que estos países rebasarían de conjunto al actual grupo de los países capitalistas más desarrollados en 2039 y tendrían el mayor Producto Interno Bruto del mundo en el 2050.1
De tal forma, en términos absolutos el PIB de China ocuparía el primer lugar con 70,7 billones de dólares, seguida de lejos por Estados Unidos con 38,5, India con 37,7 y mucho más alejado Brasil con 11,4 billones y Rusia con 8,6.
Sin embargo, esta proyección ofrece una serie de dificultades para su materialización.
En primer lugar, es difícil imaginar una trayectoria que parta de la invariabilidad del modelo de desarrollo capitalista que hoy predomina en el mundo, con su impagable costo en la destrucción del medio ambiente, así como con la creciente reproducción de la desigualdad económica y social que hoy prevalece.
Por otra parte, existen notables diferencias en la proyección de los países que integran los BRIC.
En el conjunto hay realmente tres economías emergentes o que emprenden de una u otra forma un camino ascendente en su desarrollo (Brasil, India y China), pero a Rusia difícilmente se le puede clasificar así, tomando en cuenta que constituye lo que fue una potencia mundial, que trata de recuperarse en el llamado espacio post-soviético de la crisis que enfrentó luego del derrumbe del socialismo en la URSS.
Adicionalmente existen también significativas diferencias en los sistemas políticos y económicos vigentes en estos países. Mientras que China sigue siendo un país socialista, cuyas reformas económicas no han cedido al modelo neoliberal de tránsito al capitalismo salvaje, este es precisamente el rasgo que marca con fuerza la transición en Rusia, en tanto que Brasil e India se mueven en el contexto del capitalismo subdesarrollado, sometido también en uno u otro grado a la política económica que imponen los centros del sistema.
Reacción ante la crisis
Una prueba de fuego para los BRIC ha sido el impacto de la crisis global que estalló a finales de 2008.
Según los datos más recientes del FMI, hay una marcada diferencia en la asimilación de ese impacto entre los cuatro países.
Por un lado, dos países influyeron negativamente en la evolución económica mundial el pasado año.
En Rusia el PIB retrocedió 7,9 por ciento en 2009, según los últimos estimados oficiales, en tanto que se pronostica que su recuperación no se materializará hasta 2012, con modestas tasas de crecimiento de 3,6 y 3,4 por ciento en el presente año y en el próximo, respectivamente. Además, el país debe enfrentar un cambio estructural previsto hasta 2020 para convertirse de exportador de materias primas en una economía del conocimiento. No obstante, la dirección del país ha venido tomando medidas frente a las serias dificultades presentes en su evolución demográfica, con una significativa reducción de la fuerza de trabajo calificada; una alta dependencia de los precios del petróleo, que se estima llevará al menos 15 años superar; un gasto militar creciente, que se duplicó en los últimos diez años y que ya está en el orden del cuatro por ciento del PIB; así como una deuda social, que influye negativamente en la evolución económica a corto plazo, a pesar de los esfuerzos por superarla.
Por su parte Brasil, luego de sufrir años de ajustes en su política económica bajo el esquema neoliberal, presenta también un retroceso de -0,4 por ciento en su PIB el pasado año con una proyección de 4,7 por ciento en el actual, que se reduce a 3,7 por ciento en 2011, cifra que es prácticamente igual al promedio de crecimiento anual alcanzado entre 2000 y 2008. El país no ha tenido un crecimiento extraordinario en los años 90 —solo un dos por ciento— y la estructura de su PIB no se ha modificado sustancialmente en los últimos 20 años, aun cuando es sin dudas un importante productor de alimentos y manufacturas a nivel mundial, pero con diferencias regionales muy marcadas en su desarrollo doméstico y donde se arrastra también una fuerte deuda social expresada en las enormes desigualdades sociales que aún enfrenta, con un 31 por ciento de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza.
Una situación diferente ofrece la India. Este enorme país de cultura milenaria y alrededor de 1 110 millones de habitantes solo redujo su crecimiento a 5,6 por ciento en el pasado año, luego de promediar siete por ciento entre 2000 y 2005 y lograr ritmos superiores al nueve por ciento en 2007 y 2008. El pronóstico para el presente año es de 7,7 por ciento, y una cifra similar en 2011. Adicionalmente, ha ocurrido un cambio estructural importante en su PIB, con un desarrollo impetuoso de servicios y producciones de alta tecnología que cubren más del 20 por ciento de las exportaciones con productos de ingeniería; son ya el noveno exportador mundial de software y tendrán un mercado de cinco mil millones de dólares en productos de la biotecnología este año. Para consolidar su desarrollo, la India deberá reducir su dependencia energética externa y eliminar las disparidades sociales, que aún registran un 25 por ciento de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza.
Las potencialidades de China
El caso de China se aparta grandemente del resto de los BRIC por su dimensión y por el significado de sus exitosas transformaciones.
Este gigantesco país de más de 1 320 millones de habitantes, al igual que la India, solo redujo su ritmo de crecimiento el pasado año a 8,7 por ciento, lo que explica casi el 50 por ciento del incremento del PIB mundial, luego de lograr un 9,6 por ciento en 2008 y promediar por encima del nueve por ciento desde que comenzaron las reformas en 1978. Los pronósticos para el presente año se sitúan entre un 8,5 y un diez por ciento de incremento, y 9,7 por ciento para 2011, algo realmente impresionante para un país de sus dimensiones y complejidad. En pocas palabras, China tiene hoy potencialidades de desarrollo que no tiene ningún otro país, refrendadas, además, por las mayores reservas mundiales de divisas con 2,4 billones de dólares y con la condición de ser el mayor acreedor de Estados Unidos en estos momentos. A lo anterior puede añadirse la mayor reducción de la pobreza lograda por país alguno en los últimos 20 años, con la salida de una situación precaria de más de 200 millones de personas.
Que todo esto se haya alcanzado bajo las banderas de un país socialista, ha puesto a pensar a muchos ideólogos burgueses y la experiencia china no es despreciable para los que creen en un mundo mejor.
Aun con sus magníficos logros, no todo está resuelto en la economía china, que se encuentra en un proceso de reorientación de su modelo económico para reducir gradualmente su dependencia de las exportaciones y expandir el mercado interno. Lograr esto sin elevar el costo social que supone su modelo de socialismo de mercado, incluyendo el peligro del consumismo y la elevada contaminación ambiental, es un reto formidable.
Como puede apreciarse, la simplificada fórmula de los BRIC es mucho más compleja que lo que parece, dada las diferencias existentes entre sus miembros.
No obstante, una acción concertada entre estos cuatro países se ha esbozado solamente a partir de la primera cumbre de los BRIC celebrada en junio del pasado año en Rusia. La misma ha tenido una expresión en la reunión del Grupo de los 20 celebrada en septiembre de 2009 y en menor medida en la posición que estos países sostienen en el enfrenamiento al deterioro del medio ambiente.
Tal vez el ámbito monetario-financiero sea donde de forma más interesante se proyectan los BRIC a corto plazo, en la búsqueda de una moneda común capaz de competir con el dólar y eventualmente sustituirlo en la economía internacional, cuestión en la que según un reporte reciente del diario The Independent, también se involucrarían otros países, especialmente en el Medio Oriente.
La segunda cumbre, que acaba de transcurrir en Brasil, parece apuntar a un mayor nivel de coordinación de políticas entre los integrantes de este singular grupo de países.
Lo que no cabe duda es que más allá de la conceptualización como BRIC o de forma independiente, la emergencia de estos países en la economía mundial y muy especialmente el caso de China, pone en evidencia los síntomas de ruptura del orden económico establecido y la precariedad del modelo propugnado por las economías capitalistas más desarrolladas.
1El informe elaborado por Goldman Sachs se titula Soñando con BRIC: Rumbo a 2050, y se publicó en Global Economic Papers No. 99, en octubre 1ro. de 2003. Ha sido actualizado en varias oportunidades, pero manteniendo las mismas premisas y proyecciones esenciales.
*Asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial.