SAN JUAN, octubre 15.— Un paro general y una masiva protesta que concentró a más de 100 000 personas en la capital, según organizaciones sindicales, se llevó a cabo este jueves en Puerto Rico en rechazo al despido de unos 25 000 empleados públicos, como parte de una política de reducción del Estado.
El obispo metodista Juan Vera, portavoz de la coalición cívico-religiosa Todo Puerto Rico por Puerto Rico, que convocó a la protesta, advirtió que el gobierno debe «deponer su actitud de atropello» contra los trabajadores porque el país se dirige hacia una «insurrección pacífica».
La protesta tiene por objetivo detener las cesantías impulsadas por el gobernador Luis Fortuño, en momentos en que el desempleo supera el 16 por ciento, señaló AFP.
«Hoy decimos con vigor y determinación, sin mayor miedo, que este pueblo se cansó de tanto abuso y ha decidido continuar esta lucha», dijo Vera.
El paro nacional tuvo un alto acatamiento en todo el país, según medios locales. En el centro de San Juan, los principales centros comerciales y de negocios cerraron sus puertas. Según economistas, la medida causó pérdidas económicas superiores a los 30 millones de dólares.
Sin embargo, la acción fue minimizada por el secretario de Estado, Kenneth McClintock, quien redujo a una cantidad «insignificante» la participación ciudadana en la marcha y alegó que «todo funcionó normalmente».
La policía puertorriqueña movilizó a unos 15 000 agentes, a la vez que se mantuvo activada a parte de la Guardia Nacional de Puerto Rico, luego de que, días antes, se anticipara un posible brote de violencia.
Ante la masiva convocatoria, algunos dirigentes sindicales plantearon la necesidad de dar con un mecanismo que permita la remoción del gobernador Fortuño, que apenas lleva diez meses del cuatrienio.