Luego de varios siglos de saqueo de sus recursos naturales y humanos, África se enfrenta a nuevos horizontes en sus relaciones con el resto del Tercer Mundo: la cooperación Sur-Sur. Un espaldarazo a las estrategias hegemónicas de las grandes potencias que olvidan pagar sus deudas con esos pueblos que tantos brazos rompieron por colocarlas en la cúspide.
A un continente convertido en la mayor periferia del sistema capitalista mundial, le resulta bastante difícil conquistar mejores índices de desarrollo humano. Por tanto, África no camina sola. Desde el triunfo de su Revolución, Cuba insufla aire a estos pueblos con el humanismo que desde entonces caracteriza la ética de sus relaciones con los demás países subdesarrollados.
En diálogo con JR, Crispina Gomes, embajadora de Cabo Verde en La Habana, recuerda cómo los internacionalistas cubanos lucharon por la independencia de su país. Con la independencia en 1975, esa nación heredó del colonialismo portugués una situación bastante precaria: «Había más de un 70 por ciento de analfabetos, mucha hambre, una población con poca salud y muy mala situación económica», relata Gomes.
«Cuba comenzó una colaboración que continúa hasta hoy en varios sectores, fundamentalmente los relacionados con la eliminación de la pobreza», explicó la diplomática caboverdiana, para quien la lucha contra ese flagelo depende fundamentalmente de garantizar la salud, la educación y los medios económicos esenciales para la supervivencia. Destacó que entonces la Isla envió médicos y que recientemente, satisfechas las necesidades básicas de salud, se necesitan especialistas que nuestro país sigue aportando.
«La Isla también ayuda a combatir la pobreza al permitir que muchos jóvenes caboverdianos estudien aquí una carrera universitaria. Para un país sin recursos como el nuestro, lo más importante es la formación de sus recursos humanos. No tenemos oro, petróleo ni diamantes, pero contamos con hombres y mujeres que se han formado y se siguen formando en Cuba. Eso nos permitirá continuar la transformación de Cabo Verde».
Para Fidèle Diarra, embajador de Mali, la Mayor de las Antillas es uno de los estados que más sensibilidad ha mostrado en la lucha para que África alcance las Metas del Milenio. «Cuba tuvo una propuesta concreta, teniendo en cuenta su potencial de recursos humanos, principalmente en la salud: puso sus médicos, muy bien formados, al servicio de los pueblos africanos, asiáticos y latinoamericanos, contribuyendo a elevar en esos países el nivel de la salud, una de las bases o piedras angulares de un desarrollo socio-económico sustentable».
«Mali fue uno de los países beneficiados por el Programa Integral de la Salud, política que Cuba puso en práctica para contribuir de modo efectivo al desarrollo de esta, aumentar la calidad de vida y propiciar la existencia de un hombre sano que pueda contribuir al desarrollo socio-económico de su país».
Construyendo lazos con América LatinaHace poco más de un mes, el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Jean Ping, expresó el interés de los países africanos en acercarse a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), durante un encuentro con el mandatario venezolano Hugo Chávez en Caracas, en el que ajustaron detalles de la II Cumbre América del Sur-África (ASA), que tendrá lugar en esa capital latinoamericana en septiembre próximo.
En esa reunión se abordará la cooperación en las áreas de educación, salud, energía, comunicación, y las formas de enfrentar la crisis económica y financiera, generada por las grandes potencias, pero con su mayor efecto en los países tercermundistas. Al respecto, Crispina Gomes expresó su satisfacción porque «América Latina finalmente está descubriendo sus raíces africanas y está intentando acercarse a nuestro continente», y destacó que en este esfuerzo en el campo de la diplomacia, Venezuela ha abierto muchas embajadas en varios países de ese continente, «lo cual era algo impensable en el pasado».
En tanto, Fidèle Diarra comentó que ese acercamiento —que comenzó a potenciarse con la celebración del primer encuentro ASA en Abuja (Nigeria), hace cuatro años—, ha sido posible gracias «al largo capital de cooperación entre Cuba y los países de África, retomado hoy por el gobierno bolivariano de Venezuela».
Esa visión es también de la UA, recalcó Diarra, al destacar que el ex jefe de la Comisión de ese organismo regional africano, Alpha Oumar Konaré —también ex presidente de Mali y muy amigo de Cuba—, siempre ha tenido en cuenta que África no se limita a su geografía, sino que considera como parte de ella a la diáspora, la cual puede contribuir a su desarrollo.
«Jean Ping, sucesor del ex presidente maliense, continúa en la senda de reforzar los lazos con América del Sur y el Caribe, con quienes compartimos una cultura y una historia. Nos reencontramos con un nuevo viento en esa parte de América, que es el nacimiento del ALBA, que involucra a Cuba y los países progresistas de esta región. Es un clima favorable determinado también por la necesidad que tenemos los pueblos del Sur de agruparnos; de lo contrario, la vorágine del Norte y de la globalización nos ahogará y no tendremos futuro».
«Solo unidos podremos crear un espacio que nos haga posible vivir. Esa es la alternativa que tenemos los pueblos del Sur que hoy miramos hacia la misma dirección, tratando de tejer lazos comunes y desprendernos de una vez por todas del Norte que siempre nos ha querido mantener desunidos y supeditados».