¿Buenos resultados? Parece que sí, por la carcajada de la Clinton en su reunión con el canciller Somanahalli Mallaiah Krishna. Foto: Ruters Nada ocurre por casualidad. Menos cuando se trata de los intereses estratégicos de Estados Unidos. El martes concluyó la primera visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton a la India y, a juzgar por los acuerdos resultantes, la estancia en ese gran país cumplió sus objetivos... los públicos, claro.
Antes de salir de Washington la propia Clinton anunció que su gobierno haría todo lo posible para ampliar y profundizar el compromiso entre ambas naciones. Sin embargo, hay mucho más detrás de esas intenciones. Lo cierto es que al término de cinco días en el país asiático, la jefa de la diplomacia estadounidense sigue su camino con tres importantes acuerdos en materia militar, científica y espacial. Al menos dos de ellos garantizan negocios millonarios.
El pacto de defensa representa, según expertos, un importante adelanto para permitir la venta de armas sofisticadas de Washington al país asiático. Según trascendió, India tiene previsto gastar más de 30 000 millones de dólares en los próximos cinco años para modernizar su arsenal, que data en su mayoría de la época soviética, y EE.UU. no ha perdido la oportunidad de ser el vendedor por excelencia... (en medio de la crisis no le viene mal, ¿cierto?).
Hasta ahora el gobierno indio se había opuesto a que asesores norteamericanos verificaran y supervisaran en las bases militares indias los equipos y armamento adquiridos de empresas estadounidenses, pero al parecer el pacto permitirá a Washington comprobar que India esté usando las armas para los objetivos acordados y evite que la tecnología se filtre a terceros... de paso tal vez conseguiría información sobre la modernización del equipamiento militar.
También se dio a conocer que Nueva Delhi reservó dos lugares para que empresas estadounidenses construyan dos plantas de energía nuclear, lo que permitirá a EE.UU. beneficiarse con cualquier acuerdo lucrativo. Con todo, empresas estadounidenses como Lockheed Martin y Boeing podrían ser las encargadas de 126 cazas de combate que India planea comprar, frente a las ofertas de otras empresas europeas. Mientras que la construcción de las centrales nucleares en suelo indio tiene un valor aproximado, según Reuters, de 10 000 millones de dólares. Fabricantes de reactores nucleares como General Electric Co. y Westinghouse Electric Co, subsidiaria de la japonesa Toshiba Corp. llevarían adelante estos negocios... Nada mal para los tiempos que corren.
Está claro que, a pesar de la tradicional posición de Estados Unidos en el Sur de Asia, más cercana a Paquistán, la Casa Blanca no quiere dejar de lado el gran mercado emergente que supone India, que ya es toda una potencia. Incluso aunque haya que hacer algunas concesiones, especialmente en temas medioambientales, Nueva Delhi se opone a las exigencias de Washington de imponer cuotas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Argumentan que frenaría su crecimiento económico, mientras es EE.UU. el mayor contaminante del planeta.
Pero aun en este tema, donde las diferencias son marcadas y posiblemente irreconciliables, Clinton se mostró optimista sobre la posibilidad de encontrar alternativas que acerquen las posiciones de ambas partes... Después de tantos beneficios, esto le conviene.
La Secretaria de Estado dijo que ambos países podrían anunciar un «acercamiento estratégico integral». Su visita, que según anunció con anterioridad, no incluía presiones para el mejoramiento de las relaciones con los vecinos paquistaníes, sí fue aprovechada para aclarar que a EE.UU. le «interesa» el diálogo entre ambas naciones con una larga historia de rencillas. Lo cierto es que Washington necesita estabilidad en la frontera indo-paquistaní para que Islamabad centre sus esfuerzos en la lucha «antiterrorista» en la frontera afgana y contra los talibanes en sus propias áreas tribales.
La visita de Hillary Clinton ha sido un «éxito»: Por una parte intentó convencer a la India de que la administración demócrata tiene interés en estrechar los lazos con ese país, como lo hizo George W. Bush, y por otro se lograron certezas de millones con los acuerdos. Por si fuera poco, EE.UU. amplió su presencia en un continente absolutamente estratégico. Habrá que seguir de cerca lo que ocurre tras bambalinas y luego de las promesas de cambios en las relaciones bilaterales... nada casuales.