BALI.— Las potencias ricas utilizan a las naciones en desarrollo como vertederos de sus desechos tóxicos, aprovechándose de la falta de recursos técnicos en los países subdesarrollados para vigilar la llegada a sus territorios de todo tipo de basura nociva y hacer cumplir la ley.
Así afirmó la ONU en una declaración que presentó ante la Conferencia de las Partes de la Convención de Basilea sobre Control de Residuos Peligrosos, que celebra su reunión anual en Bali, Indonesia.
Delegados de unos 170 países analizarán hasta el próximo viernes medidas para fortalecer la aplicación de la Convención, que entró en vigor en 1989, reportó PL.
A juicio de la secretaria ejecutiva de esa Conferencia, Katharuna Peiry, este es un asunto sobre el que nadie habla y está siempre al final de la agenda medioambiental.
Peiry citó como ejemplo el caso de Costa de Marfil, en cuyos puertos la compañía holandesa Trafigura Beheer BV vertió en 2007 cientos de toneladas de material tóxico, que costaron la vida a diez personas y enfermaron a decenas de miles.
Trafigura Beheer BV acordó compensar con 236 millones de dólares al gobierno de Costa de Marfil, pero niega su responsabilidad en los hechos, pues las labores fueron realizadas por una empresa local, apunta EFE.
Los críticos de la Convención de Basilea afirman que este caso refleja las limitaciones del pacto, que obliga a un país a buscar el consentimiento de otro para exportar allí sus residuos, y permite a los gobiernos prohibir la entrada de desechos de fuera, sin embargo, no contempla una prohibición total y a escala mundial de estas actividades.