El método anticonceptivo de uso más frecuente es el condón para hombres, con un 97 por ciento de eficacia en la prevención de ITS y embarazos no deseados. Por su parte el preservativo femenino alcanza el 99 por ciento, pero es más costoso y tiene poca demanda aún a nivel internacional.
A diferencia del masculino, el femenino puede ser colocado varias horas antes de necesitarlo, aunque la mujer no esté excitada, en lo cual ayuda el uso de lubricantes extras. Su anillo más pequeño se ajusta al fondo de la vagina y el mayor queda a la vista, cubriendo los labios menores de la vulva. Pueden usarlo biomujeres y transexuales femeninas operadas, con una neovagina funcional.