Por ahora, deberían conversar con disposición a escuchar y decir lo que desentona con sus expectativas
M.B.: Hace poco tiempo me he divorciado. Mi esposo sostenía otra relación que se mantiene. Tengo que superar el fuerte dolor por tanta decepción, y al mismo tiempo soportar verle la cara para conversar asuntos de nuestra hija en común. Por consecuencia, me pongo agresiva con facilidad y él amenaza con no venir más. ¿Cómo puedo hacer? No quiero que mi hija salga afectada.
Asumes dos procesos difíciles. Por un lado, cierras ese vínculo amoroso; por otro, sientas las pautas del nuevo vínculo con la hija común. Es importante aceptar que es un tiempo difícil por el que hay que transitar. Pero pueden ayudar familiares, amigos y servicios sicológicos profesionales para intentar comprender lo sucedido y encontrar modos de vivir en las nuevas circunstancias.
Por ahora, deberían conversar con disposición a escuchar y decir lo que desentona con sus expectativas, y poner límite a conversaciones más difíciles hasta estar lista para llegar a acuerdos que cambien por sus consecuencias.
El modo de manejar la presencia de ambos en la crianza de la niña puede generar más de un desacuerdo. Este es otro proceso paulatino, en el que lo más importante es dialogar hasta encontrar modos de actuar soportables para ambos y beneficiosos para la educación de la niña.
Un divorcio es una de las crisis que requiere tiempo para llegar a un modo de arreglo con todo lo nuevo de esa situación. El reto fundamental es evitar que el dolor lleve a actos que cierren las puertas de un vínculo, útil para ambos, en tanto tienen esa hija en común.
Mariela Rodríguez Méndez, Máster en Sicología clínica
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