M.S.: Me gusta un chico que está en mi aula. En séptimo grado él estaba enamorado de mí. Yo tenía novio y sentía algo por él, pero nunca se lo dije. En octavo una amiguita me dijo que se sentía atraída por él, de manera que cuando finalmente me confesó su amor, yo le dije que no por lo de mi amiguita, aunque también lo quería. Luego me hice novia de otro porque quería olvidarlo. Después de eso él me trataba duramente: me decía horrores, no me saludaba, etcétera. Sus amigos me decían que él me quería y él lo negaba. ¿Qué opinan? ¿Me quiere? ¿Qué hago: lucho por él o lo dejo ir?
¿Lo quieres? ¿Quieres luchar por él o dejarlo ir? ¿Qué te place más: mantener el amor imposible y venerado de un hombre o dar rienda suelta a ese querer que dices sentir, renunciando a la añoranza secreta que crees inspirarle?
Hasta ahora, has luchado por mantener esa historia confinada al terreno de lo imposible. Por una u otra razón dejas de concretarlo y te comprometes con otro. Interesante es también que aspiras a seguir siendo deseada a pesar de todo. ¿Qué nos podría enseñar eso de ti?
Para dejarlo ir o luchar por él, tendrás que hacerte cargo de tu deseo. Lejos de lo que parece, amar, como vivir, no solo es un acto placentero. También lo es de coraje. Es cierto que desde la posición femenina resulta grato ser seducida, pero ellos a veces necesitan alguna señal inspiradora. No son pocas las historias de amor fracasadas por la (in)decisión de sus miembros.
Con independencia del futuro de esa historia, sería recomendable analizar con un especialista la participación en su desenlace, porque podría indicarte lo que esperas de un lazo amoroso y cómo actuar en consecuencia.
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