Poeta, crítico literario y narrador (La Habana, 1955-2012). Algunos de sus títulos de poesía son Como el cristal quemado, El ángel y la memoria, La noche de Paolo, Alabanza del sueño, Música vaga y Experiencias de amor correspondido, del cual hemos seleccionado los textos que ponemos a consideración de nuestros lectores
Alberto Acosta-Pérez (La Habana, 1955-2012) fue poeta, crítico literario y narrador; pero se destacó sobre todo en el campo de la poesía en el que obtuvo importantes premios como el Internacional Gerardo Diego, en España, en 1989; el Pinos Nuevos en 1996, y el de la Crítica Literaria en 2002. Algunos de sus títulos en este género son Como el cristal quemado, El ángel y la memoria, La noche de Paolo, Alabanza del sueño, Música vaga y Experiencias de amor correspondido, del cual hemos seleccionado los textos que ponemos a consideración de nuestros lectores.
Nosotros los de entonces ya no somos los mismos
Pablo Neruda
Aquí estoy en medio de la Plaza
haciendo fotos para la memoria
hurgando bajo las camisetas hinchadas por el odio
con la esperanza de encontrar algún niño que me
tienda la mano.
en medio de la plaza construyendo poemas para no sentir
miedo,
para no estar dormido cuando se abran las semillas,
para levantar la lámpara y alumbrar los rincones
con la pureza y el aplomo de quien nada espera,
solo la satisfacción de no rendirse nunca,
a pesar de las evidencias.
Yo no tengo un amigo
yo no puedo decir: este es mi techo
mi árbol este es mi pan
Yo no tengo un amigo que me diga
—soy tu hamaca descansa
Soy tu fuego come
No tengo una sombra de aguas tranquilas
para refrescar mi pie y besar a mi hijo
Yo no tengo un hijo que me pida un beso
ni un amor pequeño o solitario
que piense alguna vez que estoy llorando.
Yo no tengo un sitio para decir es mío
y será tuyo si quieres plantar aquí tu árbol
no tengo ni siquiera un perro de ojos trágicos
con pequeñas luces para acompañar mi sueño
(si es que alguna vez logro dormir)
Yo no tengo a nadie que me mire y piense:
—es feo pero por dentro está lleno de hermosas señales
Nadie para trenzar mis cabellos ahora
antes de que muera definitivamente
Y si no tengo nada si no tengo a nadie
¿dónde está entonces esa felicidad que me había
prometido?