La revolución cultural iniciada en 1868 tiene continuidad en los sentimientos de patriotismo y dignidad del pueblo cubano, que es consciente de los desafíos actuales en el complejo contexto de nuestra lucha. Esta requiere estudios sistemáticos, rigor, discernimiento, mantener activo el pensamiento con ideas, argumentos y valoraciones en defensa del ideario socialista.
El estímulo a una conciencia crítica, participante, se patentizó en el análisis del Proyecto de Constitución de la República durante la consulta popular que concedió voz a los cubanos y las cubanas como parte de un ejercicio democrático, el cual robustece la unidad, el destino histórico de la Patria y la Revolución.
En escuelas, instituciones, entre otros espacios, se defiende que la cultura contribuye al aporte de experiencias valiosas a la niñez y los jóvenes, fomenta la educación ciudadana, el gusto estético; un patrimonio espiritual que propicie crecer en un mundo donde cada día la industria del entretenimiento pretende abolir la inteligencia, las reflexiones propias, con productos de fácil deglución y mercancías manipuladoras.
La Carta Magna de nuestra nación, aprobada por el Parlamento, patentiza de manera elocuente que la cultura es un derecho y una oportunidad para todos, principio intrínseco del fundamento de las relaciones sociales construidas por la Revolución.
En tal sentido es reveladora la Constitución, que en el artículo 32 establece entre los Fundamentos de la Política Educacional, Científica y Cultural, postulados referentes a que se fomenta y desarrolla la educación artística y literaria, la vocación para la creación, el cultivo del arte y la capacidad para apreciarlo, defiende la identidad y la cultura cubana y salvaguarda la riqueza artística, patrimonial e histórica y protege los monumentos y los lugares notables por su belleza natural, o por su reconocido valor artístico o histórico.
Durante sistemáticos procesos de intercambios, la vanguardia artística manifiesta en los debates previos al noveno congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a celebrarse en junio próximo, la necesidad de acercar cada vez más la cultura a la sociedad cubana. El sentido de la unidad potencia sólidos nexos entre la raíz profunda del ser y del existir, el ejercicio supremo de la libertad creativa, eleva el reconocimiento social de los creadores, considera el papel de las nuevas tecnologías de la información y el uso creciente de las redes sociales.
Recordemos que en los años más difíciles del Período Especial, Fidel dijo: «La cultura es lo primero que hay que salvar»; en otra ocasión la llamó «espada y escudo de la nación». Dañar las bases más sensibles de nuestro pasado forma parte de la guerra cultural de símbolos que enfrentamos, pues responde al afán hegemónico de la superpotencia vecina, a un plan explícito en declaraciones de cabecillas de Estados Unidos y documentos de las fuerzas armadas de ese país.
Nuestra Carta Magna defiende entre sus principios fundamentales que Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente y soberano, corresponde al pueblo alzar su voz en un sí definitivo sobre la base de la más amplia e inclusiva participación en defensa de los valores éticos y humanistas presentes desde un inicio en el proceso radical de cambios de la vida nacional. (Tomado de Cubarte)