Cuba continúa ensanchándose al mundo con nuevos espacios a los que aportar desde la solidaridad y la opción por los pobres, por los más desfavorecidos. Los espacios en torno a la VII Cumbre de las Américas serán, sin dudas, un escenario para compartir los logros de 56 años y los retos que aún nos quedan, además de pensar juntos un mejor continente para nosotros.
En ese camino el Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC) de Cuba, una organización ecuménica y juvenil, con explícita militancia cristiana, tiene infinitas potencialidades para aportar a los debates. Como parte de la sociedad civil cubana se une a esta cita desde el compromiso y la responsabilidad de denunciar las injusticias en el mundo y anunciar la esperanza, pues tal es el legado heredado de anteriores generaciones de cristianas y cristianos.
Creado en 1960 por jóvenes convocados por el desafío de cultivar su espiritualidad cristiana en un contexto de cambios que exigían de una respuesta urgente desde las iglesias, el MEC fue una organización de vanguardia que ayudó a comprender la realidad que vivía Cuba, desde una lectura contextual de la Biblia, y la formación de líderes que reflexionaran y actuaran bajo los nuevos signos de los tiempos.
Desde ese momento, el Movimiento se ha mantenido como una organización de espíritu profético, en la búsqueda de una encarnación efectiva en las alegrías y tristezas de nuestro pueblo cubano y respondiendo a los disímiles desafíos de nuestras realidades contextuales.
Por ello, desde la Iglesia y la juventud ecuménica cubana, abogaremos en Panamá por el diálogo y la participación ciudadana, la opción por la no violencia, la justicia de género, la celebración de la diversidad cultural y étnica, la defensa de la vida plena y de toda la creación. No debe ser «un espacio más». Alcemos nuestras voces con propuestas constructivas para la realidad de toda la América, desde el respeto a las identidades y soberanía de cada nación.
*Representante del Movimiento Estudiantil Cristiano de Cuba
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