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Eran cerca de las 6:00 p.m., y el Centro Cultural La Plaza de 31 y 2, en el Vedado capitalino, estaba lleno de artistas. Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, había pedido encontrarse con los creadores que asistieron a la Cumbre de los Pueblos, en Perú, y al Festival Artes de Cuba, en el Kennedy Center, en Estados Unidos.
«Primero porque uno los admira y tiene ganas de saludarlos», expresó, al reunirse con quienes, en escenarios complejos, defendieron nuestras ideas desde la cultura y pusieron a prueba la grandeza del sistema de enseñanza artística cubano.
Queremos escucharlos, dijo el Presidente, y también hacerles un reconocimiento como Gobierno. Agradecemos que hayan venido, manifestó, y prestó especial atención a cada una de las anécdotas.
Ahí estaban Manuel Mendive, Roberto Fabelo, Elito Revé, Roberto Diago, Zule Guerra, las compañías Irene Rodríguez y Malpaso, Los Van Van, la Orquesta Failde,… dispuestos a contar sus vivencias, porque todos, de una manera u otra, se sienten satisfechos del deber cumplido.
La emoción desbordada de Elito estremeció al auditorio: «Defendimos la bandera cubana y al pueblo de Cuba», dijo, refiriéndose a la Cumbre de los Pueblos, en Lima, Perú, evento en el que nuestros artistas no fueron «tan bien» recibidos como en el Kennedy Center, pero donde supieron darle al enemigo la respuesta que merece. En el Kennedy Center la realidad fue diferente.
En esa institución cultural no faltaron las ovaciones de pie y los gritos de Viva Cuba. Los teatros estuvieron llenos de la noche a la mañana y se bailó al compás del ritmo. Irene Rodríguez, bailarina, directora y coreógrafa, afirmó que fue excelente la acogida del público; y Zule Guerra, cantante y compositora, resaltó la espiritualidad compartida, y la buena energía y alegría alrededor del festival.
Uno a uno fueron alzando sus voces, muchos de los participantes en ese encuentro fraternal, donde el Presidente dio muestras de la humildad que le acompaña desde los tiempos en que dirigía la Juventud, en Villa Clara.
¡Aquí las personalidades son ustedes!, dijo, al escuchar a uno de los músicos de Elito compartir la alegría de haber podido estrechar la mano de Raúl y ahora la de Díaz-Canel, a quienes llamó personalidades. Y esa fue la respuesta de nuestro Presidente.
Recordé entonces la foto que una amiga circuló, por la red de redes, al día siguiente de que Díaz-Canel asumiera la presidencia de Cuba. En ella está vestido con el uniforme del preuniversitario, conversando con sus compañeros. Con la misma sencillez dialogó con los participantes en la cita y aseguró que las dos experiencias demostraron que el arte es una herramienta eficaz para construir puentes entre los pueblos y vivir en paz, a pesar de las diferencias.
Pidió Díaz-Canel a la vanguardia artística cubana que siga apoyando la Revolución, y mejorando todos nuestros proyectos, unidos y dispuestos a defender a Cuba. También mostró su apoyo a las propuestas de reproducir en nuestro país el evento que se hizo en Washington, combinándolo con lo acontecido en Perú, y realizar aquí uno donde artistas norteamericanos exhiban su arte en la Isla.
Cálida fue la despedida. Junto a Abel Prieto, ministro de Cultura, Miguel Díaz-Canel Bermúdez salió primero que todos del teatro y le estrechó la mano a cada uno de los asistentes al encuentro en La Plaza de 31 y 2. De igual a igual; y yo, que nunca antes lo había tenido tan cerca, me fui a casa, un poco más tarde, conmovida con el compromiso de nuestros artistas y la actitud del Presidente.
