30
El embajador Samuel Goagoseb resaltó que con este acto se honraba la vida y el legado de un hombre que fue faro de esperanza. Autor: Estudios Revolución Publicado: 04/03/2025 | 10:35 pm
Un profundo agradecimiento de la dirección nacional de la Organización del Pueblo de África Sudoccidental (Swapo) y del pueblo namibio al pueblo cubano, «por siempre estar a nuestro lado durante los tiempos más difíciles», transmitió el excelentísimo señor Samuel Goagoseb, embajador de Namibia en Cuba, durante el homenaje póstumo a Sam Nujoma, padre fundador y primer presidente de esa hermana nación.
El tributo al líder africano, asumido como una obligación moral de las cubanas y cubanos, fue celebrado en el Palacio de la Revolución, encabezado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Asistieron los miembros del Buró Político, Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro; Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central; Salvador Valdés Mesa, Vicepresidente de la República, y los también ministros Bruno Rodríguez Parrilla, de Relaciones Exteriores, y el general de División Lázaro Alberto Álvarez Casas, titular del Interior.
Junto a los integrantes de la Embajada de Namibia en la Mayor de las Antillas, participaron otros dirigentes del Partido, el Gobierno, la Unión de Jóvenes Comunistas, las organizaciones de masas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ministerio del Interior y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
El merecido homenaje «a este gigante de la historia universal, ícono de la lucha de África contra el colonialismo y el apartheid, incansable luchador contra la opresión y la desigualdad, y amigo entrañable de los cubanos», fue guiado por su amistad con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Una amistad que se convirtió en símbolo de los lazos inquebrantables que unen a ambos pueblos.
En un discurso marcado por su profundo sentimiento de pérdida y reverencia, el embajador Samuel Goagoseb resaltó que con este acto se honraba la vida y el legado «de un hombre que no solo fue el padre fundador de Namibia, sino también un faro de esperanza para todos los que luchan por la libertad y la justicia».
Cuando muere un pionero, dijo, «no se trata solo de la pérdida de un individuo, sino del cierre de un capítulo de la historia. Sin embargo, también es un recordatorio del poder perdurable de su visión y de la responsabilidad que tenemos de defender su legado. Un pionero planta las semillas de un futuro mejor y, aunque ya no camine entre nosotros en la tierra, sus sueños siguen creciendo en los corazones de aquellos a quienes inspiró».
Tras un recorrido por la vida y el liderazgo de Nujoma en «las etapas definitorias de la historia de Namibia que moldearon la conciencia política de la resistencia al colonialismo y al imperialismo», Goagoseb recordó cómo se forjaron los vínculos de amistad entre los movimientos de liberación de África del Sur y el pueblo cubano, y el fuerte vínculo entre Nujoma y Fidel.
Especial mención hizo al auxilio del pequeño contingente de valientes internacionalistas cubanos, estacionados a 16 kilómetros de distancia, durante la masacre perpetrada por los racistas sudafricanos en Casinga, Angola, cuando resultaron asesinados más de 800 mujeres, niños y ancianos namibios.
«Al despedir al Doctor Sam Nujoma—expresó el Embajador—, honremos su memoria y sigamos defendiendo los valores que defendió. Luchemos por un mundo donde prevalezcan la justicia, la igualdad y la solidaridad. Fortalezcamos los lazos de amistad entre Namibia y Cuba, garantizando que las generaciones futuras hereden un legado de cooperación y apoyo mutuo».
Por su parte, Valdés Mesa recordó que «Sam Nujoma se convirtió en uno de los símbolos más grandes de la resistencia africana de todos los tiempos». La fundación, por él, junto a otros
patriotas namibios, en 1960, de la aguerrida Swapo, recordó, «fue una respuesta a los años de segregación y frustración acumulada, y expresó el ferviente deseo de libertad de una nación herida y humillada».
«La Swapo —señaló— no solo combatió en territorio namibio por su independencia. En los años 80, la batalla de Cuito Cuanavale marcó un punto de inflexión. Las fuerzas internacionalistas cubanas, junto a combatientes namibios y angolanos, lograron una victoria decisiva contra el ejército sudafricano. Este triunfo no solo cambió el curso de la guerra en Angola, sino que también abrió el camino para la independencia de Namibia.
«Finalmente, el 21 de marzo de 1990, Namibia izó su bandera por primera vez como nación independiente. Sam Nujoma, el hombre que había dedicado su vida a esta causa, se convirtió en el primer presidente del país. Su elección no fue solo un reconocimiento a su liderazgo, sino también una muestra de la confianza que su pueblo depositaba en él», subrayó.
Al evocar la profunda amistad entre él y Fidel, recordó que el líder histórico de la Revolución Cubana «admiraba su tenacidad y su capacidad de liderar en los momentos más difíciles, y Nujoma, por su parte, veía en nuestro Comandante en Jefe un referente, un guía que nunca le falló.
«Juntos, compartieron no solo estrategias y proyectos, sino también los anhelos de una África libre, una América Latina soberana y un mundo donde los países del sur pudieran decidir el destino de sus naciones sin interferencias extranjeras».
En el homenaje póstumo al Padre Fundador de Namibia, Valdés Mesa reverenció su apoyo a la infatigable batalla contra el criminal bloqueo a Cuba y la arbitraria inclusión de nuestro país en la lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, y transmitó las más sentidas condolencias al querido pueblo namibio y a la familia Nujoma.
