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MANAGUA, abril 26.— Estudiantes del Movimiento 19 de Abril de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), respondieron afirmativamente al llamado al diálogo formulado por el presidente Daniel Ortega y en el que la Conferencia Episcopal aceptó participar como garante.
Según Telesur, los jóvenes dieron a conocer su disposición a las conversaciones mediante una proclama dada a conocer en conferencia de prensa por la vocera del movimiento, Valeska Valle, quien identificó a su grupo como de «jóvenes promotores de la paz y del respeto a la democracia», y dijo que aceptaban la invitación que les extendió la Conferencia Episcopal «para evitar más derramamiento de sangre».
Mientras, líderes de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) entre los que se cuenta su presidente, Luis Andino, se pronunciaron en nombre de la paz y por el restablecimiento de las actividades académicas en esa universidad, donde aún se encuentran jóvenes del Movimiento 19 de abril.
Leonel Morales, presidente de la UNEN en la Upoli, afirmó que los estudiantes de esta universidad convocados a las protestas se retiraron desde el domingo, cuando la reforma del sistema de seguridad social fue revocada, dijo el periódico El Nuevo Diario.
Según el sitio digital El 19, Morales también informó que que actualmente el recinto universitario está ocupado y manipulado por miembros del llamado Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), quienes han usurpado la verdadera causa que motivó a los jóvenes a salir a las calles.
Al convocar al diálogo, Ortega propuso que este sea amplio y contemple la reforma a las leyes del seguro social —detonante de las protestas— entre otros temas.
El Gobierno aprobó la reforma al seguro tras varias mesas de negociación durante 2017, con el objetivo de distribuir responsabilidades entre las empresas y los trabajadores, y así evitar la privatización del servicio, recordó Telesur. Pero la medida fue revocada a raíz de las protestas, que culminaron en actos violentos y vandálicos que dejaron, según fuentes oficiales, no menos de una decena de fallecidos, aunque otros fuentes elevan la cifra hasta 30.
Analistas han remarcado la similitud de estos acontecimientos con los hechos violentos vividos en Venezuela en 2017 y con las llamadas revoluciones de colores, instrumentadas en algunos países de Europa desde el exterior para dar al traste con sus gobiernos.
