Las FARC-EP denunciaron lo que llamaron la «inhumanidad extrema» que se padece en las prisiones colombianas y las condiciones en que viven los detenidos en esos centros, al tiempo que reiteraron su pedido al Gobierno de Juan Manuel Santos para que sirva de intermediario con su par de EE.UU., y conseguir que el Comandante Simón Trinidad, encarcelado en esa nación, participe en los diálogos de paz.
Luego de un receso de 24 horas se reinició este viernes la última fase del cuarto ciclo de conversaciones entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno de Colombia. En la voz de Jesús Santrich, la guerrilla calificó de «basureros humanos» las prisiones colombianas y advirtió que las violaciones a los derechos humanos de los detenidos es «consciente y premeditada» por parte de las instituciones gubernamentales. Según explicó, el hacinamiento en las cárceles supera el 58 por ciento, aunque en algunas prisiones es considerablemente mayor.
El grupo insurgente pidió a los medios de comunicación el compromiso con la denuncia de la manera «miserable y criminal» como se «trata a nuestros guerrilleros y a los presos políticos, muchos de ellos —dicen—, sindicalistas, estudiantes y dirigentes populares estigmatizados como terroristas en Colombia».
Condiciones infrahumanas de vida —agregaron— sufre también en prisión el insurgente Simón Trinidad, extraditado por Colombia a Estados Unidos, al tiempo que reiteraron la necesidad de que el guerrillero, nominado por las FARC-EP como parte de su delegación a la mesa, esté presente en el diálogo.
Su presencia, dijo Santrich, «es una necesidad imperiosa para que las conversaciones avancen hacia el puerto seguro de un acuerdo de paz».
El representante insurgente también describió las condiciones a las que está sometido Trinidad en su cautiverio. «Cada vez que va a una audiencia lo hace encadenado desde los pies a la cintura y a su cuerpo van adheridos cables de alto voltaje, los cuales, al menor movimiento considerado abrupto, producen sobre él una descarga eléctrica», narró.
Sobre los diálogos de paz con el Gobierno, Santrich declaró que se avanza «a ritmo de mambo»; con pasos firmes y seguros, y con coincidencias en el tema agrario y rural, primer punto de la agenda que siguen las partes, agregó.
Aunque la delegación gubernamental que asiste a los diálogos, encabezada por Humberto de la Calle, no ha emitido ninguna declaración durante las últimas semanas, desde Bogotá el Presidente colombiano reconoció que ve voluntad en las FARC-EP para llegar a un acuerdo de paz que permita el fin del conflicto interno de casi cinco décadas, y aseguró que no se levantará de la mesa de diálogo mientras se mantenga esa actitud.
Según publicó el diario El Tiempo, Santos intervino en un foro de periodistas donde recalcó que no habrá paz con impunidad, como quieren hacer pensar algunos sectores que están «socavando el proceso».
«En Cuba estamos negociando de buena fe, sabíamos que iba a haber muchos enemigos, pero hay que perseverar», agregó, y exhortó a los ciudadanos colombianos a cicatrizar las heridas y a estar unidos. «Donde hay odios y rencores la sociedad se estanca», dijo.