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Los mercenarios de Blackwater siguen campeando a sus anchas, más de diez días después de cometer una masacre de civiles. Foto: AP

En la segunda matanza de civiles a manos de EE.UU. en los últimos días, testigos dijeron que más de un aparato bombardeó en horas de la madrugada un edificio del barrio de Al Saha, de mayoría sunnita.

Según ANSA, el ejército norteamericano permaneció en silencio en torno al caso, pero un oficial iraquí lo justificó al decir que el objetivo del ataque era acabar con supuestos responsables de la rama de Al Qaeda en Iraq. Una de las casas atacadas fue la de uno de los «buscados» de la red, Dahham Kazem al Janabi, quien, como es habitual, nunca apareció y dicen que logró huir.

El pasado jueves las fuerzas armadas invasoras anunciaron la apertura de una investigación sobre la muerte, el martes, de nueve civiles —cuatro mujeres y cinco niños— en la localidad de Babahani, al sur de Bagdad, cuando soldados estadounidenses operaban en la zona con medios terrestres y aéreos.

El mando norteamericano informa regularmente de la apertura de investigaciones tras incidentes que causan muertes civiles, pero los resultados de estas pesquisas nunca se hacen públicos, dice AFP.

Sobre este caso, el mando de EE.UU. solo se limitó a decir que «históricamente algunas viviendas de la zona sirven como refugio de Al Qaeda» y agregó que en una casa del lugar fue encontrado material que «puede servir» para fabricar bombas, como cables de electricidad, baterías y detonadores.

Todavía Estados Unidos no reconoce las circunstancias que rodearon el tiroteo en el que se vio implicada la empresa de seguridad privada Blackwater el pasado 16 de septiembre, y en el que murió una decena de personas. Tampoco se conoce que se hayan tomado medidas concretas, pues Blackwater sigue operando en el país mesopotámico.