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Voy con todo, dijo la zurda de oro Daniela Fonseca

Un triunfo por Cuba y por el tenis de mesa, exaltó la recién clasificada para la olimpiada de Tokio

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— «Voy con todo, yo soy Daniela Fonseca y no voy a creer en nadie que se me ponga delante», le dijo la deportista a su mamá al despedirse.

Una victoria por Cuba y por el tenis de mesa, escribió la jovencita tras ganar su boleto en tenis de mesa para la Olimpiada de Tokio.

«Muchísimas gracias por todo el apoyo, por siempre estar pendientes de mí y mis resultados, no tengo palabras para agradecer todo su confianza y su fe, gracias de todo corazón para todos y cada una de las personas por su apoyo», escribió en su perfil de Facebook.

«Hace dos años no compito, desde los Panamericanos del 2019», contestó a este diario la Zurda de Oro del tenis cubano, Daniela de la Caridad Fonseca Carrazana.

«La preparación fue bastante dura con la COVID-19, estuve ocho meses sin entrenar y en ese tiempo solo realicé ejercicios físicos en mi casa, hasta que apenas hace dos meses iniciamos la preparación en la burbuja del Cerro Pelado», advierte la joven, residente en el municipio matancero de Perico.

«Pensé que no podía tener esta forma que tengo ahora, después de tanto tiempo sin competir», afirmó, y nos aseguró estar mejor que hace dos años, más fuerte y segura.

«Con solo una preparación muy buena en dos meses recuperamos esos meses sin entrenar, fuera de juego. Aquí en Argentina los partidos han sido de mucho nivel; nuestras rivales nunca han parado de competir, como la boricua Melanie Díaz, que mostró la mejor preparación entre todas las jugadoras en competencia porque entrenó con las primeras figuras en China. Ninguna cubana ha podido entrenar así», reflexiona Daniela.

Con su tocaya chilena, Daniela Ortega, perdió hace dos años y medio. «Es una jugadora muy buena», acota la joven.

«Aprendí a controlar la ansiedad y a mantener la velocidad en el juego, y eso me ayudó en el partido que gané (4-3) a la venezolana Neridee Nino, que fue duro e importante, porque se trataba de una jugadora de experiencia», refiere quien también derrotó (4-3) a la mexicana Yadira Silva, y obtuvo su cupo a Tokio con ese triunfo en el preolímpico de Argentina.

Todo Perico disfrutó el triunfo

«Sabíamos que era difícil clasificar, pero todos en mi familia y en el barrio estuvimos pendientes y ahora estamos muy contentos con este éxito», nos dice la mamá de Daniela, Onoides Fonseca Carrazana.

«Ella es fuerte y cumple con lo que se propone», agregó, y recordó que la joven, nacida el 24 de julio de 2002, comenzó a los siete años en el tenis de mesa, en su natal Perico.

«En varias ocasiones la quité de la práctica de ese deporte porque no me gustaba y trataba de que escogiera el ciclismo, pero siempre se inclinó por el tenis. En quinto grado fue para la EIDE Luis Augusto Turcios Lima y allí fue captada para el Centro Etécnico Especial de Tenis de mesa», detalla.

Daniela mide poco más de un metro sesenta centímetros y pesa 55 kilogramos. Ya matriculó primer año de la Licenciatura en Cultura Física, en La Habana.

«A veces es un poco negativa, —confiesa la madre—. Antes de esta competencia estuvieron encerrados en la burbuja en la escuela y me llamaba casi todos los días llorando, diciendo que estaba cansada porque perdía al jugar con el comisionado de ese deporte, y yo le decía que vendrían grandes cosas.

«Después de la victoria me llamó y me dijo: ¡Viste mamá, hace cuatro años te dije que iba a clasificar para la olimpiada y cumplí!».

Una guerrera

«Daniela es una guerrera desde que estaba en mi vientre, pues nació a las treinta semanas de embarazo, con solo dos libres y dos onzas de peso. Fue un parto prematuro debido a una eclampsia y los médicos siempre pensaron que iba a nacer muerta. Cuando me hicieron la cesárea nació dando gritos y muy avispada», rememora la madre.

«De pequeña era un poco despreocupada con los estudios, pero desde que entró en la escuela nacional de deportes se volvió aplicada y buena en los estudios.

«Yo le dije antes de ese último juego que no me hiciera esperar al séptimo set, que me iba a dar algo, porque me dolía el pecho y el estómago. Enseguida que terminó me llamó y me dijo que estaba muy contenta, que ni ella misma se lo imaginaba, que había logrado su sueño, y me volvió a recordar que hace cuatro años me prometió clasificar», se despide la feliz mamá de la Zurda de Oro.

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