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Atletas como Adriana demuestran a diario que toda fórmula ganadora necesita de esfuerzo y sacrificio. Foto: Cortesía de la entrevistada Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 04/03/2021 | 09:07 pm
Para la joven habanera Adriana Cantillo el amor a primera vista nunca ha sido más real que cuando, con solo siete años, tuvo ante sus ojos aquel óvalo asfaltado que, más tarde, se convertiría en su segundo hogar. Una vez enamorada del patinaje, fueron las ansias de competir y ganar, así como el adictivo gusto por la adrenalina, que la condujeron a apostar por la modalidad más veloz de este deporte.
«Creo que la inclinación por la velocidad la adquirí por herencia familiar, pues mi hermano es campeón nacional de karting, al igual que mi tío y mi papá, que en su juventud fue corredor de motos. A mí me encantó patinar desde el primer momento, es un deporte hermoso. De pequeña mis mejores eventos fueron las carreras de velocidad y aunque en algún momento de mi vida como atleta estuve compitiendo en el fondo, no era mi punto fuerte», comentó la capitalina vía online en exclusiva para JR.
De sus 24 años Adriana lleva nueve como miembro del equipo Cuba de esta disciplina. En tan corta carrera, la muchacha ostenta títulos nacionales en todos los niveles, dígase escolares, juveniles y los torneos selectivos, evento más importante en casa para los patinadores cubanos. En la arena internacional Cantillo ha participado en disímiles campeonatos panamericanos, en los Juegos Centroamericanos de Veracruz 2014 y en los World Roller Games de Barcelona en 2019.
Sin embargo, para ella, ninguna de estas conquistas ha sido tan relevante como el metal de bronce obtenido en los cien metros carriles de la lid Panamericana de Ibagué 2021, donde además de la presea, impuso un récord nacional en esta propia distancia y en la de 200 metros meta contra meta.
«Para mí lo más importante de esta medalla fue a quiénes logré dejar en el camino, hablo de dos patinadoras chilenas, ambas medallistas mundiales en reiteradas ocasiones», aseguró.
«Competir en Colombia después de un año tan difícil para todos como el 2020 fue lo mejor, yo lo traduciría como plenitud y felicidad total. Me sentía bien tanto física como emocionalmente y desde hacía varias semanas estaba enfocada en lo que quería lograr.
«No obstante, conseguir las marcas nacionales sí fue una sorpresa porque, aunque entrené fuerte durante mucho tiempo, aun así no tenía idea de cuánto había progresado. Fueron diez meses de trabajo duro sin interrupciones, en los que hubo días que no tenía deseos ni de levantarme de la cama por el cansancio. Tuve que trabajar mucho conmigo misma, cambiar la mentalidad, pasar de ser una atleta común a querer ser alguien que marcara la diferencia. Ahora me siento realizada, porque sé de lo que soy capaz y quiero más, mucho más», expresó la antillana.
Además de la aspiración de proseguir con sus estudios de quinto año en la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo, la corredora nativa del municipio habanero de La Lisa pretende en este 2021 participar en el campeonato mundial de la disciplina, que hasta el momento está previsto a celebrarse en el mes de septiembre en la ciudad de Cartagena, si la situación sanitaria global lo permite.
«Sé que esta será una competencia sumamente fuerte y compleja por el nivel del patinaje en el mundo, pero no creo en imposibles. Mis objetivos de lograr subir al podio en juegos regionales y universales continúan latentes, aun cuando parezcan ambiciosos, porque pienso que uno debe trazarse metas altas para que la motivación se mantenga», enfatizó.
Un estímulo que también le llega del amor que la rodea fuera de las pistas; ese que le dan a diario, y aún en la distancia, su familia, su pareja y un trío que conforman dos perritas y un conejo, sus mascotas, a quienes no duda en dedicarles el poco tiempo libre que posee. En ellos y en su carrera deportiva concentra, por el momento, toda su atención.
