Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Remates por la vida

A sus 16 años, Joan Báez Hernández tiene grandes aspiraciones de integrar el equipo Cuba de atletas discapacitados, específicamente en tenis de mesa

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— Joán Báez Hernández tiene 16 años, es delgado y de mediana estatura, excelente conversador y pícaro, con una simpatía que mueve a quienes lo conocen a ganarse enseguida su cariño.

«Estoy en noveno grado y las clases las recibo dos veces a la semana en mi casa con un maestro, pero hay que atender igual porque tengo que aprobar los exámenes. Pienso que todos los días hay que aprender algo nuevo y estudiar mucho. La asignatura que más me gusta es la Geografía… y no me gusta escribir mucho porque me canso.

«Pese a mi discapacidad, como niño cubano he tenido todas las oportunidades para desarrollarme como estudiante y atleta. El próximo año quiero empezar el preuniversitario en la facultad… pero quiero ir a la escuela».

—¿Qué es lo que más te gusta?

—Me gusta hacer ejercicios y estar siempre activo. En el futuro quiero representar a Cuba y a Matanzas en eventos deportivos. También le dedico tiempo a las redes sociales para estar informado, sobre todo del deporte, porque me gustaría estudiar Licenciatura en Cultura Física.

«Soy un fanático de la pelota: cocodrilo hasta la muerte. He viajado a Camagüey, Cienfuegos, La Habana y Villa Clara para apoyarlos. Desde que empecé a ir al estadio Victoria de Girón los peloteros me cogieron cariño y siempre converso con ellos. Antes bajaba al banco, pero por la COVID-19 no he podido ir más, así que sigo por la radio y la televisión la Serie Nacional, siempre optimista: aunque Matanzas pierda sigo con la fe en la victoria porque ahí hay equipo para ganar el campeonato de nuevo».

MOVIMIENTOS ASCENDENTE

«Sabía que en algún momento entrenaría algún deporte, pero nunca imaginé que sería tenis de mesa», confiesa Joan en la sala de su casa. «Entreno desde hace un año. Al principio no me llamaba la atención y ahora forma parte de mi vida. Me esfuerzo porque quisiera integrar el equipo Cuba de atletas discapacitados. El evento más cercano es el Panamericano Juvenil, que le da a Cuba cuatro plazas… Ya veremos: tengo que mejorar mucho mi nivel.

«Este es un deporte de mucha movilidad que me ha servido para fortalecer las piernas. Es de mucho reflejo, de reacción rápida, y nunca me aburro porque siempre hay que estar en acción.

«Pierda o gane, entreno más bien para topar, no para competir. Me gusta jugar sencillo y en el doble me pongo de acuerdo con mi pareja para saber qué saque haremos», sonríe Joan, y su papá lo confirma: «Aunque su pasión es la pelota, ya sabe la importancia de elevar el nivel competitivo en el tenis».

En eso influye su entrenador, el máster Renier Pérez Pereira: «Joan comenzó con unas condiciones físicas deplorables, muy flojo de las piernas. Tanto en el físico como en la técnica ha mejorado muchísimo, y seguiremos con él para que obtenga mejores resultados. Empezó joven y tiene perspectivas: Se enfrentará próximamente a su primer evento nacional entre mayores.

«Hoy muestra mucho interés, y siempre ha tenido el apoyo de sus padres. Está asimilando las cargas del entrenamiento, y esperamos una evolución mayor», acota el especialista.

INCLUSIÓN ES PERSISTENCIA

Joel Báez Almeida, padre de Joan, afirma que la inteligencia del chico ha estado siempre por encima de su edad y de su problema motor: «La Geografía y la Biología le han llamado más la atención y lo motivan… Ya no hay que presionarlo para que estudie, como pasó en la primaria.

«Hasta el quinto grado estuvo yendo a una escuela cercana, y era difícil porque tenía que ir en sillón de ruedas en muchas oportunidades. Le han hecho tres operaciones en el Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, en la capital, y cada recuperación implicó hasta ocho semanas enyesado y luego volver casi a aprender a caminar de nuevo.

«Joan quiere incorporarse a la Facultad el próximo curso y estamos contentos con su decisión porque en la adolescencia es importante que se relacione con sus compañeros. Él se desenvuelve bien y se sabe relacionar con las personas en todos los escenarios.

—¿Qué ha significado para esta familia vivir en Cuba?

—Me siento satisfecho con todo lo logrado hasta hoy. La rehabilitación, su inclusión en el tenis de mesa y el vínculo con el equipo de pelota, la aceptación que ha tenido en esos colectivos, influyen mucho en su desarrollo síquico y mental.

«Ha sido un proceso difícil, porque no en todos los lugares la inclusión se entiende de la misma manera. Hay que adaptarse al trabajo en equipo, y si la familia no apoya la rehabilitación no funciona, no hay desarrollo.

«Es difícil porque es un proceso lento y uno se, pero hay que aprender a vivir con el problema. Mi familia agradece a los jugadores del equipo y a las autoridades de Matanzas que acepten a Joan y lo tengan en cuenta para todo».

—A veces nos enjuician en las redes por violación de los Derechos Humanos…

—Esas personas no saben, o no piensan en lo que realmente tenemos en Cuba. Únicamente en esta Revolución mi hijo se podía operar y rehabilitar en las mejores instituciones de Salud, como el Frank País y el Instituto de Neurología. Únicamente en una sociedad como esta, porque nos hubiera sido imposible pagar los servicios que ha recibido.

«Conozco cubanos residentes en otros países que han querido regresar para pasar la pandemia porque allá no tienen ni seguro médico, y muchos me han expresado que como Cuba no hay muchos lugares. La vida en el capitalismo es dura, eso lo conocen todos, pero se dejan llevar por mentes y pensamientos débiles.

«A mi niño se le han brindado todas las oportunidades para ser feliz, y hoy lo más importante es que continúe sus estudios y su rehabilitación; que se prepare como un hombre de bien para la sociedad, que se desarrolle como ser humano y buen cubano».

En los dos últimos años su evolución ha sido favorable, ha crecido y se ha desarrollado en todos los sentidos. Su familia está contenta y Joan es el centro de todos: un niño alegre, sin complejos por su limitación motora, coinciden su mamá Aylín Hernández Rodríguez y su hermana Yailín Báez Hernández, quien estudia el último año de Medicina.

«Desde hace 17 años trabajo como arrendatario de turismo internacional y aún con la pandemia he tenido la oportunidad de recibir correos de clientes repitentes de muchos países, incluido Estados Unidos, y todos coinciden en la felicitación a Cuba porque a pesar de ser un país tan pequeño ha logrado controlar esa situación y como las potencias no lo han podido lograr. Eso tiene un solo secreto, lo que nos enseñó nuestro Líder Histórico Fidel, que es mantener como principio clave la unidad».

Fotos Relacionadas:

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.