Doctor José Fernandez León. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:41 pm
LAS TUNAS.- El currículo de José Raúl Capablanca, campeón mundial de ajedrez entre 1921 y 1927, constituye una referencia de inestimable valor para el patrimonio deportivo cubano. No es preciso ser especialista en el asunto para colocar su nombre entre los íconos del Juego Ciencia de todos los tiempos. La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) reconoció su trascendencia y designó en su honor el 19 de noviembre –fecha de nacimiento del criollo en el año 1888- como el Día Mundial del Ajedrez.
A fines de los años 30 del siglo pasado, la salud de Capablanca se resintió. Un accidente cerebral en el torneo de AVRO, en 1938, le reservó el peor palmarés de su carrera: séptimo entre ocho jugadores. Pero en la Olimpiada Mundial de Ajedrez celebrada un año después en Argentina, obtuvo el mejor resultado en el primer tablero de Cuba, aventajando a estrellas como Alekhine y Keres.
Un día de 1941, Capablanca y su amigo, el pintor Esteban Valderrama, hablaban sobre ajedrez en el estudio habanero del artista. El maestro contó que en 1910 algunos trebejistas de Nueva York lo retaron a jugar una serie. Él no solo aceptó, sino que ofreció de ventaja peón y salida. Pero el proyecto no se concretó.
Fue en ese preciso instante cuando a Valderrama se le ocurrió la idea: «¿Aceptaría el extitular del planeta celebrar un match en Cuba y darles a sus rivales la misma ventaja que a los norteamericanos?» El campeón dijo que sí. Advirtió, no obstante, que habían transcurrido más de tres décadas y que tal vez ya no contaba con igual resistencia e imaginación. Pero estaba dispuesto a probar.
Valderrama publicó que Capablanca accedería enfrentar en seis partidas a un ajedrecista cubano. En vistas de la diferencia de calidad que existiría entre ambos, cualquiera que fuera su contrario, el excepcional trebejista le ofrecería siempre de ventaja la salida y el peón f7.
La Federación Nacional de Ajedrez convocó a toda prisa y entusiasmada a un torneo cuyo ganador sería el contrincante de Capablanca. Pero el proyecto se embrolló cuando las rondas terminaron con un triple empate en la cúspide. Capablanca desbloqueó la situación con una solución elegante: aceptó jugar dos veces con cada uno de ellos.
Así fue como los maestros Rafael Blanco y Rosendo Romero, y un hijo de Victoria de Las Tunas radicado en la capital, el doctor José Fernández León, devinieron antagonistas de uno de los mejores jugadores de ajedrez de todos los tiempos. Una ocasión como para archivar en el relicario de los recuerdos y contar luego con detalles a los nietos.
El match alternó por algunas de las más importantes edificaciones de La Habana, entre ellas los salones de la revista Carteles y del tristemente célebre Diario de la Marina. La prensa de la época le ofreció extraordinaria cobertura entre el 21 y el 31 del propio 1941.
El resultado final no sorprendió. Capablanca entabló dos veces con Romero, igualó una y ganó otra a Blanco y venció por partida doble al tunero Fernández León. Días después habló de sus rivales.
«De mis contrarios el que jugó con más cautela y asiento fue Romero, además de ser el que obtuvo el mejor resultado. En Cuba no hay mejores jugadores que Rafael Blanco y Rosendo Romero. Los habrá tan buenos, pero no los hay mejores. Fernández León es un jugador muy nuevo y por eso perdió sus dos partidas. Si sigue progresando, dentro de unos o dos años podría pasar a los demás pero tiene que progresar bastante todavía para llegar allá».
¿Quién era Fernández León?
Hijo de un inmigrante español, José Fernández León nació en 1915 y residió en Victoria de Las Tunas durante casi toda su vida. Luego de muchos sacrificios se graduó de médico en la Universidad de La Habana, donde se interesó por el ajedrez, afición que trajo a su tierra y que practicó en varios sitios de la ciudad, como el Club Capablanca, en la calle Colón, esquina a Julián Santana.
En la ciudad tuvo una clínica privada, donde alternaba el ejercicio de la cirugía con la práctica del ajedrez. Luego se trasladó para La Habana y allá comenzó a enfrentar a los mejores trebejistas criollos y a participar en torneos. En 1944 se cumplieron las predicciones de Capablanca: Fernández León se tituló campeón cubano.
Hay otro honor que le asiste a Fernández León: ¡fue el último cubano en perder con Capablanca! Sí, porque en la segunda vuelta del match, el genio hizo tablas con Blanco, y tablas con Rosendo en la sexta. La quinta se la ganó al tunero. Fue la última victoria de Capablanca, pues falleció al año siguiente en Nueva York.
La historia del ajedrez en Las Tunas puede blasonar de un suceso de extraordinario valor, porque la última persona que inclinó su rey ante José Raúl Capablanca, el más brillante ajedrecista que ha conocido el mundo, fue un tunero: el doctor José Fernández León».
A continuación transcribo las dos partidas entre ambos.
(2) Fernández León, J - Capablanca, JR
Exhibición, 1941
1.e4 c5 2.Cf3 g6 3.d4 Ag7 4.Cc3 Cc6 5.Ae3 Da5 6.Dd2 Cf6 7.Ac4 cxd4 8.Cxd4 Cg4 9.Cxc6 bxc6 10.Ad4 Ah6 11.De2 e5 12.Ae3 Cxe3 13.fxe3 Dc5 14.0-0 Dxe3+ 15.Dxe3 Axe3+ 16.Rh1 Tb8 17.Ca4 Ag5 18.b3 d6 19.Tad1 Ae7 20.Af7+ Rd8 21.Cc5 Ag4 22.Ce6+ Rd7 23.Cc5+ Rc8 24.Ae6+ Axe6 25.Cxe6 Tb5 26.a4 Tb4 27.Tf7 Rd7 28.Cc5+ Re8 29.Cd3 Txe4 30.Tdf1 Tf8 31.Txf8+ Axf8 32.Rg1 Ah6 33.Te1 Td4 34.Rf1 Rd7 35.Re2 e4 36.Cf2 Td2+ 37.Rf1 d5 38.Te2 Rd6 39.Txd2 Axd2 40.Re2 Aa5 41.Ch3 Re5 42.Cg5 h5 43.Ch3 Rf5 44.Cf2 Ab6 45.Cd1 Ag1 46.h3 Re5 47.Rf1 Ac5 48.Re2 a5 49.Cb2 Aa3 50.Cd1 Ac1 51.Rf2 Rd4 52.Re2 c5 53.g3 g5 54.c3+ Re5 55.Cf2 d4 56.Cd1 d3+ 57.Rf2 Rd5 58.g4 h4 59.Ce3+ Axe3+ 60.Rxe3 c4 61.b4 axb4 62.cxb4 c3 63.a5 c2 64.Rd2 Rd4 65.a6 e3+ 0-1
(5) Fernández León, J - Capablanca, JR
Exhibición, 1941
1.e4 c5 2.Cf3 g6 3.d4 Ag7 4.Ac4 cxd4 5.Axg8 Txg8 6.Cxd4 d5 7.Cb3 dxe4 8.Dxd8+ Rxd8 9.c3 Cc6 10.C1d2 Af5 11.Cc5 e3 12.fxe3 b6 13.Cce4 Ce5 14.Cf2 Cd3+ 15.Cxd3 Axd3 16.Cf3 e5 17.Ad2 Re7 18.0-0-0 e4 19.Cd4 Ah6 20.Cc6+ Re6 21.Cb4 Ae2 22.Tde1 Ab5 23.b3 a5 24.a4 axb4 25.axb5 Ta2 26.cxb4 Tc8+ 0-1