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Jugando en su patio, el Bayern abrió el marcador a los 25 minutos por gol de Thomas Müller. Autor: Getty Images Publicado: 21/09/2017 | 05:33 pm
Llámelo baile, atrocidad o escandalosa inhospitalidad. Llámelo como a usted le plazca, porque de cualquier forma se podría citar la grotesca goleada de 4-0 que le endosó este martes el Bayern Munich alemán al Barcelona español, en el partido de ida, por la fase semifinal de la Liga de Campeones.
Realmente, cuando lo que se esperaba ver sobre la grama del estadio Allianz Arena, de Múnich, era el tradicional toca-toca del Barça-con Messi incluido-, lo que todos presenciamos fue un monólogo teutón de (casi) 90 minutos de juego, una «clase magistral» de fútbol preciso y contundente, merced al exquisito trato que le dieron a la esférica sus volantes y delanteros.
Para ganar en el fútbol, hay que salir airoso en la batalla del mediocampo. Y allí se impuso el club bávaro, con el buen accionar de Thomas Müller, Bastian Schweinsteiger y el español Javi Martínez, en estrecha relación con ese par de efectivos «enganches» que son el francés Franck Ribéry y el holandés Arjen Robben. Y la tarea era clara: hacerles llegar balones al delantero Mario Gómez.
El equipo germano, que exhibe cuatro títulos en Ligas de Campeones de Europa, impuso también su velocidad, potencia, y en especial, la mayor estatura y fortaleza física de sus jugadores, que les permitió ganar todos los balones por alto y crear serios peligros en el cobro de las pelotas detenidas.
Müller, autor de un doblete (en los minutos 25’ y 82’), Gómez (49’) y Robben (73’), le dieron la espalda en reiteradas ocasiones a la inestable defensa azulgrana, que sufrió mucho ante el vendaval a que fue sometida desde el pitazo inicial. Y así cayeron los goles, como «fruta madura», de un árbol removido desde la misma base por el Bayern Múnich, que ya es monarca de la Bundesliga sin que ésta haya acabado.
Con esta categórica «fiesta de goles», el colectivo muniqués está a medio paso de entrar en la gran final, mientras que al Barça, creo que no lo salva ni un milagro, de esos que no pululan en el fútbol cuando el rival responde al nombre de Bayern Munich. ¿Anotar cuatro goles en el Cam Nou, el próximo 1º de mayo, e impedir que la poderosa aplanadora germana anote uno, en busca de un empate? Creo que esa es la «tarea del indio» para el director técnico culé Tito Vilanova. ¿Qué me dicen?
Este miércoles, en la otra semifinal, el Borussia Dortmund alemán recibirá al Real Madrid.
