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La maquinaria no perdona

Los griegos fueron apachurrados este viernes (4-2) por los tanques germanos en el segundo encuentro de cuartos de final de la Eurocopa de fútbol

 

Autor:

Abdul Nasser Thabet

Ni rezándole a todos sus dioses —los antiguos y los modernos juntos— pudieron los griegos evitar ser apachurrados este viernes (4-2) por los tanques germanos en el segundo encuentro de cuartos de final de la Eurocopa de fútbol. Los teutones hicieron caso omiso a los cantos, devenidos murmullos, de la afición helénica, esperanzada primero y acongojada después ante el paso devastador de una maquinaria letal disfrazada de equipo.

Las esteras de la Mannschaft franquearon cada línea y no quedó grillo vivo sobre el césped del Arena Gdansk para narrar las penas en esta tragedia helénica, como lo hiciera otrora el célebre Sófocles. El libreto planteado en Polonia estaba ya escrito, incluso un niño de teta podía vaticinar el planteamiento táctico de ambos estrategas: los alemanes volcados a un constante asedio y sus victimarios de turno atrincherados, esperando un huequito para respirar en un mar tempestuoso que incitaba al naufragio.

Sorprendió bastante que Joachim Low dejara en el banquillo a Súper Mario Gómez, goleador del torneo (3), pero la reserva de los tricampeones tiene calidad para armar un once aparte y disputar la corona. Así, los esquemas no variaron ni con Murer y Podolski en el andén de espera.

El timonel bávaro dio aire fresco a su equipo. Entraron dos jugadores casi inéditos, André Schurrle, quien no había sumado media hora de trajín en la justa, y Marco Reus, debutante en este tipo de competición. El primero, plantilla del Lverkusen teutón es un extremo trepidante, con llegada y visión de juego. Su compañero es el clásico delantero: veloz, hábil, matador. Con ellos y Klose en el proscenio también podían rodar cabezas.

El acto inicial arrancó y esta vez David no pudo contra Goliat. Los teutones arrollaban, mas Grecia toda aguantaba toneladas de presión sobre el estómago, ninguna tripa reventaba y el gol no caía.

Entonces, Philipp Lahm, un diablillo con cara de ángel y apenas 1,70 metros de estatura —la media alemana es de 1,85—, soltó un torpedo al borde del área y abrió la piñata en el minuto 38.

Tras el descanso del entretiempo volvió la tormenta. Sin embargo, los pupilos del portugués Fernando Santos se envalentonaron y marcaron, poniendo a Grecia en una especie de limbo idílico gracias a Samaras.

¿Podrían sorprender como en 2004, cuando se coronaron a costa de los lusos? Sami Khedira respondió sin miramientos con una negativa rotunda: aguijonazo en el 55. Alemania nuevamente arriba.

El jugador del Real Madrid contrarrestó el tanto griego con una espléndida volea desde el centro del área. Ese fue el final para Grecia, necesitada de un salvavidas que se desinfló segundo tras segundo.

La puntilla definitiva la pusieron Klose y Reus, quienes con sus dardos dieron sentido al rodillo germano. Casi en el ocaso de la obra, los del Mediterráneo negociaron un penal tras una tonta mano de Boateng que selló el 4-2. La Mannschaft ya tiene butaca segura en el show semifinalista.

Hoy chocarán los vigentes monarcas españoles y una Francia cuestionada pero con glamour en la nómina. ¿Quién es su favorito?

 

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