Si hace un año el equipo cubano comenzó la Liga en el anonimato, ahora será protagonista. De eso está consciente el colectivo técnico, encabezado por Orlando Samuels. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
Llegaron a la pasada Liga Mundial siendo unos desconocidos, pero a fuerza de remates y talento demostraron que el voleibol masculino cubano podía resurgir de sus cenizas.
La clasificación para la final, dejando sin opciones a dos «gigantes» como Rusia y Bulgaria, así como el meritorio cuarto lugar conseguido en el tramo definitivo, jugado en Serbia, apuntaló la valía de esta nueva generación de jugadores. Asimismo, el experimentado técnico Orlando Samuels volvió a sorprender con sus resultados.
Luego vino el triunfo sobre los campeones olímpicos estadounidenses, que abrió las puertas al trono continental. Más tarde llegó el exigente examen de la Copa de Campeones, donde confirmaron que eran capaces de pelear en el «cuerpo a cuerpo» contra el elenco brasileño, sin dudas, el mejor del último decenio.
Ante semejantes cartas credenciales, no son pocos los que ven al pujante equipo cubano en la final de esta nueva edición de la Liga. Incluso, muchos soñamos con el regreso a un podio que nos ha sido esquivo durante las últimas versiones del torneo.
Casi un año después de aquellas primeras clarinadas, el mismo grupo —con algunas ausencias circunstanciales y otras lógicas— vuelve e despertar las ilusiones de sus seguidores. Así, a pesar de la ausencia del aire acondicionado, seguramente veremos abarrotado el graderío de la Ciudad Deportiva capitalina durante los tres primeros fines de semana del mes entrante.
Algunas dudas, otras certezas
Si hace un año el equipo cubano comenzó la Liga en el anonimato, ahora será protagonista. De eso está consciente el colectivo técnico, que esta vez ha tenido que suplir una malograda base de entrenamiento en la altura peruana con intensas jornadas de entrenamiento en casa. Como bálsamo llegaron los tres partidos amistosos frente a un elenco serbio de reconocida calidad, pero inmerso en la tarea de reencontrar la mejor forma sin tres de sus principales figuras.
Alentadores fueron los resultados del match, pues tres triunfos en igual número de presentaciones ante los subcampeones de la pasada edición, probaron que el equipo cubano marcha por el buen camino. Los duelos efectuados en el coliseo capitalino sirvieron a ambos estrategas para calibrar sus opciones de cara al certamen.
Amén de los triunfos, quedó demostrado que al equipo cubano le falta afinar ciertos mecanismos, y algunos de sus hombres clave aún no están en plena forma para competir al máximo nivel.
Entre ellos está Simón, quien se perdió varias jornadas de entrenamiento por molestias en una pierna, y el jovencito León, quizá agotado tras una larga temporada que incluyó la Liga, el Mundial juvenil, y el torneo clasificatorio para los Juegos Olímpicos de la Juventud.
En cambio, los enfrentamientos aportaron luces sobre las nuevas incorporaciones. Jóvenes promesas como el opuesto Fernando Hernández y el central Isbel Mesa demostraron no estar lejos de la formación regular. Ello es garantía para un equipo que a veces se desconcentra en medio de un partido.
La sostenida calidad de los atacantes Yoandy Leal y Rolando Cepeda, junto a la madurez de Raydel Hierrezuelo como pasador, también fueron apuntes tomados en el reciente ensayo. Ahí vimos variantes ofensivas poco usadas con anterioridad, como los ataques zagueros desde diferentes ángulos.
Los rivales
Esta vez la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) decidió incluir a Cuba en el grupo del organizador de la final —Argentina, clasificado de oficio—, junto a las escuadras de Alemania y Polonia.
Los discípulos de Javier Weber, que por segunda ocasión serán anfitriones de una final, son viejos conocidos para los cubanos, quienes vencieron en un tope bilateral antes de la pasada cita, y repitieron después en el tramo final del certamen, celebrado en Serbia.
Con los alemanes tenemos una espina atorada desde el preolímpico jugado en Duserldorf, donde nos cortaron el paso rumbo a los Juegos de Beijing 2008. Ellos se sumaron al inminente torneo tras imponerse en una serie de repechaje, y llegan de la mano del experimentado Raúl Lozano, quien condujo a Polonia hasta el subtítulo en el Campeonato Mundial de 2006, y al quinto puesto en la cita estival.
El relevo de Lozano al frente de los polacos es Daniel Castellani, quien en pocos meses, y sin jugadores claves como Swiderski, Wlazly y Winiarski —los dos últimos están en la nómina de la Liga—, los llevó hasta el trono en el más reciente Campeonato de Europa. Allí se anotaron un triunfo en la final sobre la selección de Francia.