En su batalla por la purificación del aire, Beijing limitará en breve la circulación del parque móvil de la ciudad, que es de casi 3,5 millones de autos. Foto: Xinhua Han pasado 1 386 días desde que un reloj gigante, instalado en la Plaza de Tiananmen, comenzara a descontar los días, horas, minutos y segundos que restan para que empiecen los Juegos Olímpicos de Beijing. Ahora queda solo un mes.
La ceremonia de inauguración se planificó entonces para las 8 de la noche, del día 8, del octavo mes de 2008, fieles como son los chinos a sus supersticiones, las cuales señalan al ocho como el número de la suerte.
Concluido oficialmente el Estadio Olímpico la semana pasada, e inaugurado ya el mayor Centro de Prensa de la historia, Beijing ha concluido con éxito el grueso del trabajo preparatorio. Así, ahora solo se liman pequeños detalles para conseguir el propósito de albergar los mejores Juegos vividos hasta la fecha.
Si acaso, a estas alturas, la deuda pendiente de la capital china continúa siendo la contaminación ambiental. Quizá por ello, se limitará en breve la circulación del parque móvil de la ciudad, que es de casi 3,5 millones de autos. Los vehículos transitarán en días alternos, en función de su número de placa, sea este par o impar.
Además, se dispondrá de automóviles alimentados por hidrógeno para proporcionar un servicio de transporte sin emisiones durante los Juegos. La Universidad de Tongji y la Corporación de la Industria del Automóvil de Shanghai fueron los encargados de diseñar los motores de los coches.
Esta flota «verde», de casi 500 autos, se utilizará en los recintos clave de los Juegos y servirán para desplazar a gente de los medios de comunicación, a personalidades, y a funcionarios de la organización.
Los chinos confían ciegamente en los cambios que experimentará su aire en los próximos días, que deberán ser tan espectaculares como la metamorfosis vivida por su capital desde que fue elegida como sede olímpica en 2003. Beijing es hoy una ciudad moderna, limpia, segura y preparada para albergar un espectáculo con el que ha soñado durante décadas.
Las algas han invadido la sede de Qingdao, interrumpiendo el entrenamiento de varios equipos. Pero los chinos y el COI aseguran que no habrá problemas. Foto: AP
El COI confíaEl presidente de la Comisión de Coordinación del Comité Olímpico Internacional (COI), Hein Verbruggen, alabó este martes los preparativos de Beijing y mostró su confianza en que se puedan solucionar los problemas del aire.
«Aquí en Beijing ya se siente la emoción y expectación. La ciudad está preparada, con sensacionales instalaciones esperando por todos. Los chinos han establecido un gran estándar para el futuro», dijo Verbruggen, al terminar un encuentro de dos días entre miembros del COI y el Comité Organizador de los Juegos.
«La naturaleza les sigue imponiendo retos como el de Qingdao, pero ellos resolverán ese inconveniente de última hora», afirmó el directivo, refiriéndose a una invasión masiva de algas que cubrió las orillas de esa ciudad costera, donde serán las competencias de vela en la cita estival.
Ante la emergencia, unos 6 000 soldados y otros miles de voluntarios chinos se movilizaron para retirar el musgo de las playas. Aunque las algas no son desconocidas en la zona, los residentes aseguran que esta es la mayor plaga que se recuerda.
Wang Haitao, portavoz del Comité de vela para los Juegos Olímpicos, dijo a la prensa que las autoridades locales ya habían removido más de 300 000 toneladas de agua y no escatimarán gastos para garantizar el éxito de las competencias, que comenzarán allí el 9 de agosto.