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Por primera vez en la historia, los dos equipos de la capital animarán la Liga Superior. Foto: Daniel Anaya Con la inclusión a última hora de Metropolitanos y Villa Clara, clasificados en el repechaje entre los terceros lugares de cada zona durante el Torneo de Ascenso (Holguín quedó marginado), el próximo lunes arrancará una nueva edición de la Liga Superior masculina de baloncesto, la cual se extenderá hasta febrero de 2008.
El duelo del tricampeón Ciego de Ávila contra el retador Capitalinos, en la sala Cardín, será el plato fuerte de la primera serie. Aunque su nómina no tiene muchas fisuras, los «búfalos» rescataron para la ocasión a dos avileños que actuaron con Cienfuegos en la fase previa: Alfredo Hernández y Mario Moisés. Mientras, la tropa de la capital se reforzó con el pinareño Yosvani Pérez y el habanero Osmel Oliva.
Otro choque interesante será el que sostengan Santiago de Cuba y Camagüey en la Ciudad Heroína. Los «tigres» agramontinos sumaron a su plantilla a dos espirituanos, Alexei Mestre y Junior Jiménez, en tanto la escuadra indómita convocó al tunero Tomás García y al holguinero Fernando Caballero.
Por su parte, Guantánamo recibirá a los «lobos» de Villa Clara. Los anfitriones reclutaron al mejor de todos los refuerzos, el holguinero Henry Simón, además del granmense Antonio Sánchez, así que se tornan más peligrosos. En cambio, los villaclareños exhibirán al cienfueguero Julio Arrozarena y al espirituano Alexei Rodríguez.
Finalmente, según el calendario facilitado a JR por el colaborador Luis Salabarría, los Metros hospedarán a Matanzas en la sala Ramón Fonst. Los habaneros Segimel Borlot y Luis Alberto «el Goyo» Hernández prestarán sus servicios a los locales, en tanto el pinareño Ruslán Díaz y Oneisis González, también de La Habana, jugarán por los yumurinos.
Ojalá el evento responda a las expectativas de los aficionados, aunque hemos dicho antes que ello no depende solamente de la entrega de los atletas. Se necesita, sobre todo, un espaldarazo organizativo que convierta cada choque en un verdadero espectáculo. Y en esa bolsa lo incluyo todo: instalaciones en buen estado, uniformes vistosos, tableros electrónicos funcionando, hospedaje, transporte y alimentación adecuados para los competidores, un arbitraje de nivel y facilidades de trabajo para la prensa.
Solo así florecería un certamen condenado a convivir con la Serie Nacional de béisbol, en un momento donde el baloncesto masculino cubano no goza de la mejor salud.
