El joven francés Julien Chorier estaba cansado de presentarse en oficinas y dejar sin ninguna suerte su currículo y avales, así que en una carta de presentación optó por escribir «blablablá». Seguramente él mismo no esperaba que la empresa Alumnforce aceptara semejante historial, pero los ejecutivos, que buscaban algo diferente entre los aspirantes, le ofrecieron un trabajo. La historia es real, pero, como todo experimento, no recomendamos imitarla.