Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Mercy, de Palante

Autor:

JAPE

El 23 de agosto de 1960 se fundó en Cuba la Federación de Mujeres Cubanas. Hoy celebra su 64 aniversario y por tal motivo, y porque merece ser mencionada entre las personas que más han defendido el periodismo y el humor cubano, quiero homenajear a la gran amiga de todos: Mercedes Azcano Torres.

De nuestra Mercy, como le decíamos quienes la conocíamos en los intensos avatares de la prensa y el humor gráfico, podríamos hablar interminables horas y citar cientos de anécdotas sobre su inigualable carisma, su disciplina y profesionalidad, mostrada en todos los frentes en que se distinguió por su trabajo; desde su responsabilidad frente al Círculo de Humorismo Gráfico de la Unión de Periodistas de Cuba, hasta los 12 años que fungió como directora de Palante, la más antigua y prestigiosa de las publicaciones de humor gráfico en Cuba.

A ella me unió una gran amistad y el disfrute de comentar e intercambiar opiniones sobre la literatura humorística que aparecía en nuestras publicaciones, incluyendo sus obras, pues fue una avezada escritora con delicado y agudo sentido del humor.  Sus cuentos y colaboraciones aparecieron en dedeté, Punto.cu, la revista Mujeres… No obstante, pienso que su mayor trabajo lo realizó en su popular blog Humor de camino, que abarcaba todo cuanto acontecía en el mundo de la gráfica cubana y los diferentes eventos y exposiciones en Cuba y el exterior. 

Sus textos abordaban un amplio diapasón de la realidad cubana tratados con sentido crítico y marcado costumbrismo. Su personaje Lalo, protagonista de muchas de estas historias, llegó a ser referente importante en la literatura humorística contemporánea.

Como antes dije, puedo pasar horas hablando de Mercy y sentir que aún está entre nosotros. No obstante, quiero citar al amigo y caricaturista lsmael Lema, que  estuvo muy cerca de ella en sus últimos años de trabajo en Palante, y que comentó sobre Mercedes en artículo realizado por J. Ángel Téllez Villalón:

«Entre lo más significativo de Mercedes Azcano —destacó Lema— estaba su manera coloquial, amable y directa al hablar. Muy alejada de formalismos, decía que el trabajo había que hacerlo con alegría. A todos nos trataba con cariño, independientemente de que era muy exigente. Criticaba los errores, revisaba las caricaturas con rigor, los textos, la claridad del mensaje… Sabía apreciar los dibujos, tenía una intuición natural para la gráfica. Muy dispuesta a transmitir sus conocimientos y sus experiencias como periodista y como directora».

Según publicara Téllez Villalón, unos días antes de su inesperado y doloroso adiós, Mercedes había señalado a raíz del aniversario 60 de Palante: «Llevo de directora desde 2008, es decir, son 12 años. Soy la primera directora mujer de la publicación, pero sigo aprendiendo de la experiencia de directores como Blanquito, Nuez, Rosendo y su primer director que fue Gabriel Bracho Montiel, un venezolano. Es un orgullo realmente, porque Palante es patrimonio de la cultura nacional y tiene un legado tan grande, tan entrañable… Por él han desfilado no solo firmas de caricaturistas, sino también de la literatura; el Indio Naborí colaboraba con Dímelo Cantando. En fin, una pléyade de personas... Son 60 años acompañando al pueblo en las diferentes tareas y también denunciando. Es un orgullo tremendo. Es un reto».

Naturaleza Muerta

—Compadre, estoy preocupado porque es el cumpleaños de mi secretaria y no tengo dinero para hacerle un regalo —le confesó Lalo a su amigo Pepe.

—Entonces lo que se comenta en la empresa acerca del romance entre ustedes es cierto —bromeó el otro.

—Mary está buenísima y tiene un par de balcones a la calle que son un dolor —aceptó el hombre— así que no pude resistirme, pero aguántate la lengua que si mi mujer se entera, estoy frito.

—Mátala con una naturaleza muerta —sugirió Pepe.

—Socio, deja los trabalenguas y ayúdame, que estoy a punto de fundirme de tanto romperme el coco —suplicó Lalo.

—Mi’jo, tú no sabes que ahora todas las mujeres se chiflan por las maceticas con flores marchitas y hojas secas —continuó el otro— es por eso que cada vez que ligo, tengo  el detalle de regalarle a la dama una naturaleza muerta.

—Entonces en cualquier casa que me encuentre con una de esas, ya sabré que allí dejó su huella el “vivo” que se aprovecha de las “muertas” —jaraneó Lalo.

—Puedes jurarlo —confirmó Pepe— ya en toda La Habana Vieja me distinguen por ese sello y para que te des cuenta de que te aprecio, por esta vez, estoy dispuesto a compartir los beneficios de mi táctica contigo.

—Hombre, pero si ya te dije que no tengo un medio y si, como afirmas, esas cosas están de moda, costarán un ojo de la cara —se desanimó el hombre.

—Compadre, es verdad que son carísimas, pero un socio es un socio —lo consoló Pepe— yo pongo los cien pesos y cuando tú puedas me devuelves la plata. Eso sí, te repito, por esta única vez, que no me gusta que me cojan recorte.

Al día siguiente Lalo fue a buscar el presente al apartamento de Pepe. Claro, que no le hizo mucha gracia endeudarse por una maceta engalanada con unas hierbas viejas, pero no le quedaba otra salida si quería cumplir con Mary.

Cuando lleno de optimismo le entregó el regalo a la secretaria, ella esbozó una mueca de disgusto, agarró la maceta y la plantó en su escritorio, al lado de la computadora.

Durante los días sucesivos, el romance se enfrió ya que cada vez que Lalo intentaba concertar una cita con la muchacha esta inventaba un pretexto para evadirlo.

Una noche al llegar a su casa, cansadísimo, del Consejo de Dirección, Pepe se sentó en el sillón para quitarse los zapatos y cuando levantó la vista descubrió sobre el aparador tres macetas idénticas a la que había obsequiado.

—Carmen, ¿de dónde salieron esas naturalezas muertas? ―preguntó intrigado.

—Dos me las dio tu secretaria cuando le dije que me encantaban ―la esposa se rió a carcajadas antes de añadir— se desprendió de ellas confesándome que la primera se la había regalado un enamorado tacaño e impotente el día de su cumpleaños y la otra, al mes siguiente, un sinvergüenza que después de seducirla la dejó plantada.

«Vaya un amigo este Pepe», pensó Lalo, «por eso Mary me dejó colgado de la brocha».

—¿Y la tercera? —inquirió, calzándose las chancletas.

—Te fijaste, igualita a las demás, que casualidad —disimuló Carmen, mientras se escurría en dirección al patio—esa es un obsequio de tu atento amigo Pepe.

Mercedes Azcano Torres, dedeté 2005.

Tamayo, dedeté 1986

Reinerio Tamayo Fonseca.

Reconocido artista plástico cubano. Goza de gran prestigio a nivel internacional por su prolífera y genial obra que ha expuesto en Estados Unidos, Europa y el Caribe. También ha realizado excelentes carteles para cine, exposiciones, portadas de libros, discos musicales y posproducciones audiovisuales. Como caricaturista, ha ganado múltiples premios en Cuba y el exterior. Cuenta con notables publicaciones en revistas de humor gráfico de Cuba y el mundo.

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