Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Roberval, entre el bien y el mal

Además de Nuevo Sol, Fabrício Boliveira es recordado en Cuba por su participación en telenovelas como Niña moza y La favorita

Autor:

Félix A. Correa Álvarez

En la actual telenovela brasileña Nuevo Sol, un personaje ha captado la atención del público. Querido por unos, odiado por otros y juzgado por todos, el carácter impositivo y vengativo de Roberval dos Santos Athayde se hizo presente en el culebrón desde su primer episodio, en una trama marcada por complejas dinámicas familiares y cuestiones de identidad racial.

Para el actor Fabrício Boliveira, dar vida a Roberval ha sido una bendición en su carrera; un ser lleno de ambiciones y deseos de venganza, pero también dotado de valores y que muestra una evolución a lo largo de la historia.

A medida que la telenovela se acerca a su conclusión, una nueva faceta de Roberval se revela. Al despojarse de esa coraza impuesta por la familia Athayde, como reflejo de una sociedad clasista y racista, han aflorado sus sentimientos más profundos, demostrando su capacidad para amar y perdonar. Esta transformación, que resalta la complejidad de la naturaleza humana y la delgada línea que separa el bien del mal, es lo que enriquece aún más al personaje en matices.

Nacido el 26 de abril de 1982 en Salvador de Bahía, Fabrício Boliveira se formó en una escuela de teatro y posteriormente estudió en la Universidad Federal de Bahía. Su conexión con la ciudad donde se filmó la telenovela añade un significado especial a su interpretación en Nuevo Sol.

En Cuba, Boliveira es recordado por su participación en telenovelas como Niña moza y La favorita, así como por otras producciones que han llegado al público a través del llamado «paquete semanal», como Vivir la vida y Amor de madre. Su talento ha sido reconocido con varios premios, como el Trofeo de Raza Negra y el Premio Cinema Who, además de haber sido reconocido en Cuba como mejor actor en el 42do. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Juventud Rebelde tuvo el privilegio de conversar con este destacado actor sobre su carrera y descubrir los lazos afectuosos que lo atan a Cuba.

—El público cubano recuerda su participación en Niña moza, como el esclavo Bastião. ¿Qué significación tiene para usted esta telenovela en su carrera?

—Bastião es un personaje que ha dejado una profunda huella en el corazón de muchas personas, y me llena de alegría haber podido tocar también los corazones en Cuba. Dada la complejidad de representar este período de cruel esclavitud, tuve que crear subterfugios en la interpretación usando la comedia frente a la tragedia para encontrar la crítica y acidez necesarias para abordar el tema en ese entonces.

«Niña Moza fue mi primera incursión en una telenovela, y muchos de los temas que tratamos aún no estaban tan claros como lo están hoy en día. Quizá la decisión de volver a emitir una telenovela que aborda una época de esclavitud, donde los protagonistas no son las víctimas y donde el romance entre blancos se presenta como trama principal por encima del dolor de todo un pueblo negro en un país, sea inadecuada».

—¿Alguna vez ha visitado Cuba? ¿Qué opina de este país y su gente?

—¡Amo a Cuba! Visité el país en 2011 y fue una de las mejores experiencias de mi vida. Fui a La Habana y Trinidad, donde estuve en un lugar fantástico llamado La Cueva (Disco Ayala) y disfruté de una playa paradisiaca. Confieso que quedé muy sorprendido con la similitud de la arquitectura de esta ciudad con la de Bahía.

«Me encantó aprender sobre la santería cubana y su relación con el candomblé bahiano. En la capital hice muchos amigos, compré un cuadro de Maier y concedí una entrevista a la TV nacional debido a la telenovela que estaba en ese momento al aire, La favorita, en la que interpretaba el personaje de Didu. Escuchar mi nombre pronunciado constantemente por los cubanos en la calle fue una gran sorpresa y alegría para mí.

«Admiro el alto nivel educativo del pueblo cubano, que es diferente al del resto del mundo. El hecho de que el cine sea gratuito una vez a la semana para la población local y la práctica de una medicina más cercana y continua que ayuda a que la gente se conozca mejor, hace que admire mucho a su país».

—¿Qué representa para usted haber recibido en 2021 el Premio Coral al mejor actor en el 42do. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano?

—Recibir este premio fue una sorpresa y, para mí, un honor ser reconocido por un país que llevo en el corazón desde hace muchos años. Creo que es la población que más cine ve, en el mundo. Tuve muchas conversaciones sobre cine en la calle. Pienso que el público es el más exigente y este me dio el premio al mejor actor. Considero que este festival es uno de los más importantes de la industria cinematográfica a nivel mundial.

—¿Sabía sobre la buena acogida que ha tenido en Cuba la telenovela Nuevo Sol y su personaje Roberval?

—Me enteré por la directora bahiana Everlane Moraes, que en su estancia en Cuba en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños pudo constatar que la telenovela ha gustado mucho y que Roberval ha sido muy bien acogido. Es un personaje muy controvertido, pero que termina siendo comprendido y querido por el televidente. Estoy muy feliz de que, una vez más, uno de mis personajes sea tan bien recibido en Cuba.

—¿Por qué cree que las telenovelas brasileñas tienen tanto éxito a nivel internacional?

—Brasil es un país diverso y multicultural. De alguna manera, todo está impregnado y formado por la historia y el folclore de un país muy grande. Brasil me parece muy atractivo y las telenovelas han sabido reflejarlo muy bien.

—¿Qué tan difícil es para un actor negro posicionarse en la televisión brasileña con un personaje protagónico?

—Es muy desafiante para un actor negro destacarse como protagonista en la televisión brasileña. Definitivamente creo que aún queda mucho por hacer en este sentido. En mi opinión, la sociedad brasileña
sigue siendo racista y aún persisten ideales de supremacía blanca, lo que dificulta la inclusión de actores negros en papeles protagónicos.

«Para abordar esta cuestión, he creado una plataforma en Río de Janeiro llamada Elenco Negro, con el objetivo de acercar a los contratistas a los actores negros de este mercado. Hasta ahora, ha sido un éxito, con más de 700 suscriptores. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer para superar las barreras que enfrentan los actores negros en la televisión brasileña».

—¿Qué mensaje le gustaría enviar a los cubanos que hoy lo disfrutan como Roberval en Nuevo Sol?

—Roberval representa de alguna forma una respuesta de los colonizados a toda la violencia sufrida en el pasado. Me alegra saber que ese mensaje llegó hasta allí y que su humanidad conmovió a los cubanos. Es un momento de gran satisfacción para mí.

Con una profunda exploración sicológica, Boliveira ha logrado encarnar a un individuo que desafía las convenciones y cuestiona las nociones preconcebidas de moralidad. A través de Roberval, el actor ha buscado generar debates y plantear preguntas en el público, desafiando la fácil clasificación de los personajes como simples villanos o héroes. Este impacto se ha extendido al público cubano, donde ha sido igualmente bien recibido.

El enigma que rodea a Roberval ha llevado a que la audiencia se sumerja en discusiones en las redes sociales, sin llegar a un consenso sobre la verdadera naturaleza del personaje. Esta ambigüedad es la clave de su magnetismo, ya que desafía las expectativas y obliga al espectador a reflexionar sobre sus propias percepciones de la moralidad y el juicio humano.

Boliveira, consciente del impacto de su personaje, ha expresado su deseo de generar reflexiones en el público a partir de las acciones de Roberval. Su interpretación magistral ha permitido que el personaje trascienda las etiquetas tradicionales y se convierta en un espejo para la sociedad contemporánea, donde las líneas entre el bien y el mal son cada vez más difusas.

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